EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL REQUIERE TIEMPO Y PACIENCIA MISIONERA

El regreso de Eugenio a Francia se había visto retrasado debido a negociaciones sobre una posible unión con dos grupos de religiosos que realizaban el mismo trabajo misionero que los Oblatos. El primer grupo era el de los Oblatos de la Virgen María, con quienes se había reunido en Turín en camino a Roma (cf http://www.eugenedemazenod.net/esp/?p=1927 ). Ahora, en su viaje de regreso, informa a Tempier que los métodos misioneros del grupo no eran compatibles con los de los Oblatos.

Ya no pienso en absoluto en quienes visité de camino. El jefe es un hombre de mucho mérito, pero es anciano y está debilitado, manejado a su antojo por uno de sus tres o cuatro compañeros. Su sistema, al que se aferran obstinadamente, no podría conciliarse con el nuestro; solo dan retiros de ocho días, y en esos ocho días hacen todo lo que nosotros logramos realizar con dificultad en treinta. Además, solo hay una opinión común entre los sacerdotes de esta región y ciertamente apta para animamos, aunque deba estremecer al pobre Sr. Dalga: y es que de hecho los ocho días de misión bastan para acabar la tarea. Cuando mucho la prolongan hasta quince, y ese es el método de todos: jesuitas, pasionistas, lazaristas y religiosos de todas las órdenes.

Carta a Henri Tempier, Mayo 24, 1826, EO VII núm. 242

 

“La consciencia real llega lentamente, pieza por pieza. El camino del crecimiento espiritual es de aprendizaje a lo largo de toda la vida.”   M. Scott Peck

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