LA APROBACIÓN DE LOS OBLATOS: CONOZCAN SU DIGNIDAD EN LA IGLESIA

Aun siendo, en cierto modo, abortos por nuestra debilidad y nuestro escaso número, no por eso tenemos en la Iglesia una existencia inferior a la de los más célebres cuerpos y las sociedades más santas. Ya estamos constituidos 

Pequeños como eran los Oblatos, el carisma del Espíritu Santo que les había dado vida, era exactamente el mismo carisma de todos los grupos religiosos mayores, como los Jesuitas y Dominicos, por ejemplo.

Desde ahora puedo decirles a media voz lo que les diré bien alto cuando el breve sea entregado: conozcan su dignidad, 

Eugenio utiliza entonces una de sus descripciones favoritas de la Congregación de los Misioneros Oblatos: para nosotros, la Congregación es nuestra Madre

y cuiden de no deshonrar nunca a la Madre que acaba de ser colocada en un trono y reconocida como Reina en la casa del Esposo, cuya gracia la hará fecunda para engendrar gran número de hijos, si somos fieles y no atraemos sobre ella una vergonzosa esterilidad a causa de nuestras faltas.

Por último, lo que esta aprobación exige de cada uno de nosotros es que:

En nombre de Dios, seamos santos.

Carta a Henri Tempier y todos los Oblatos, Febrero 18, 1826, EO VII núm. 226

 

“Dios crea de la nada. Maravilloso dices. Sí, para estar seguro, pero Dios hace algo que es aún más maravilloso: hace santos a los pecadores.”    Soren Kierkegaard

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