PREDICANDO: ESTAR LLENOS DE LO QUE ENSEÑAMOS ANTES DE INTENTAR INSTRUIR A LOS DEMÁS

El objetivo central de la predicación para Eugenio era instruir y ofrecer un mensaje que pudiera llevar a la gente a una relación más profunda con Dios y con los demás.

La experiencia nos ha probado ya que se puede alcanzar ese fin deseable, el único que está permitido tener en cuenta en este ministerio peligroso, en el que tantos ministros vanos y orgullosos encuentran su pérdida sin alcanzar la salvación de los otros.

Puede ser sorprendente leer que la predicación es un “ministerio peligroso”. Sin embargo, cuando uno considera el enorme número de feligreses reunidos para las misiones y toda la emoción en torno a las numerosas conversiones, el peligro para los Misioneros podría haber sido adquirir ellos mismos un crédito personal, olvidando que estaban predicando como instrumentos del Salvador y de su gracia.

no se llegará a ello más que olvidándose totalmente de sí mismo, renunciando a su propia gloria, reprimiendo en el fondo de su corazón los vanos aplausos de los hombres ; predicando, en una palabra, como el Apóstol, a Jesucristo y a Jesucristo crucificado, « sin discursos persuasivos de sabiduría, sino siendo una demostración hecha con el poder del Espíritu », es decir, mostrando que se está compenetrado de lo que se enseña y que uno mismo ha comenzado a practicarlo antes de enseñar a los otros…

Regla de 1818, Capítulo 3, §1. De la predicación.

 

“Puedes predicar un mejor sermón con tu vida que con tus labios”    Oliver Goldsmith.

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