PREDICANDO: ALGO HERMOSO PARA DIOS.

No es necesario decir que no está permitido nunca recibir la menor retribución, ni por predicar, ni por instruir, ni por administrar los sacramentos, ni por cualquier otro ministerio …

Regla de 1818, Capítulo 3, §1. De la predicación.

El Misionero, cooperador del Salvador, debe imitar el ejemplo de los apóstoles:

“De gracia recibisteis, dad de gracia. No os proveáis de oro, ni de plata, ni de cobre para llevar en vuestros cintos, ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de sandalias, ni de bordón; porque el obrero es digno de su sostén.”

Mateo 10:8-10

 

“Siempre existe el peligro de que podamos realizar el trabajo solo por el bien del trabajo. Aquí es donde vienen el respeto, el amor y la devoción- hacemos esto por Dios, por Cristo y es por esto por lo que intentamos hacerlo tan maravillosamente como sea posible”       Madre Teresa.

Esta entrada ha sido publicada en cartas y etiquetada como , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *