EUGENIO NO TIENE MÁS OPCIÓN QUE ACEPTAR SER VICARIO GENERAL DE SU TÍO

En su esfuerzo de persuadir a Fortuné de aceptar la nominación como obispo de Marsella, Eugenio le había asegurado:

Ánimo, seré para Ud. un “alter ego

Carta a Fortuné de Mazenod, 16 September 1817, E.O. XIII n. 12

Fortuné respondió a todas la cartas de Eugenio un par de semanas después, aceptando

» Así, mi querido sobrino, todo se ha consumado. Obedeceré, pues es preciso, pero echándome antes en los brazos de la divina Providencia a la que suplico tenga piedad de mi extrema miseria…
¿Por qué así, al borde de la tumba, me has arrancado de mi soledad en la que estaba al abrigo de tantos peligros, para lanzarme a un mar tempestuoso y llenos de naufragios? ¿Has pensado bien en la terrible responsabilidad que contraías ante Dios y ante la Iglesia y también ante el Rey y ante los hombres?
Te lo repito, me someto, aunque temblando; y si tengo la dicha de hacer algún bien en la diócesis de Marsella, yo seré la prueba más convincente de que el Señor no necesita de los talentos de ninguna criatura y de que puede servirse, cuando le place, de los instrumentos más débiles y más viles para llevar a cabo su santa obra y manifestar su gloria…
Recuerda que, después de Dios, tú eres mi guía y mi brazo derecho…

Carta de Fortuné de Mazenod a Eugene de Mazenod, el 9 de octubre 1817, P.R., FB I-2

El padre de Eugenio confirmaba que Fortuné no podía imaginar ser obispo sin tener a Eugenio a su lado:

Es bueno que sepas que Fortunato quiere en todo ser guiado… necesitará de todos tus cuidados. Cuenta con ellos absolutamente, sin reserva. Ya has visto que en su carta pastoral no olvidó mencionar los queridos y respetables misioneros de los campos y cómo serán sostenidos, animados y defendidos por él. Su jefe estará en situación de hacer un bien todavía mayor que en el pasado…

Carta del Presidente de Mazenod a su hijo Eugenio, Octubre 27, 1817
reproducida en E.O. XV n. 143

En vista de todo ello, Eugenio no tenía más alternativa que aceptar la voluntad de su tío:

Sí, sí, mi muy querido tío, tomaré yo mismo toda la responsabilidad…

Carta al Padre Fortuné de Mazenod, en Palermo, el 17 de noviembre 1817, E.O. XV n. 143

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