RECUERDE QUE DONDE ESTÉN, DEBEN SER SIEMPRE LO QUE SON

En Francia, Eugenio conocía a todos los Oblatos y no tenía duda de su afecto por ellos como padre de la familia misionera. Nunca había conocido al canadiense Alexandre Taché, y deseaba supiera que era un miembro querido de la familia, aun cuando no se hubieran conocido antes.

“Vuelvo al P. Taché, a quien aun no conozco bien. Espero me envíe una cartita; a falta de la persona, ver las líneas escritas por quien no se puede ver, pero al que ya se ama por la gran unión de la caridad que hace de todos nosotros un solo corazón y una sola alma. Le encargo expresamente mi querido hijo, expresarle todos los sentimientos que sabe tengo por los hijos que Dios me ha dado”.

Como miembros de la familia Misionera Oblata, los Padres Aubert y Taché debían llevar un estilo particular de vida.

“Hasta hoy forman una pequeña comunidad, pero no importa; apeguémonos a la Regla lo mejor posible. Aunque sean solo dos, nada impide que hagan mucho en común; sus meditaciones de mañana y tarde, su oficio y exámenes. Cumplan con su deber, y quienes habitan en la casa del Obispo quedarán edificados. Recuerde que donde estén, deben ser siempre lo que son”.

Carta al P. Pierre Aubert, San Bonifacio, Canadá, Febrero 21, 1846, EO I núm. 61

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