MORIR A UNO MISMO

En la época de Eugenio algunas congregaciones religiosas hacían hincapié en el compromiso de “morir a uno mismo” y utilizaban en forma dramática un paño mortuorio sobre el que se recostaban los candidatos al profesar sus votos. Eugenio no lo soportaba, aunque se refería a la necesidad de su intención.

Enséñales bien que por la profesión religiosa se muere al mundo. No necesitamos acostarnos bajo la sábana mortuoria como se hace en la Visitación y en otras partes para saber eso y practicarlo; hay que recordárselo a los que lo olvidan.
 
No tengo aún una resolución determinada sobre el Hermano N. Hubiera querido que ese joven religioso hubiera mostrado más indiferencia y que se hubiera puesto por encima de la naturaleza. No se es apto para gran cosa cuando no se sabe imitar el desprendimiento mandado por Jesucristo y practicado por los santos. ¡Oh! ¡qué flojos somos! ¡Sólo se llega con la reflexión cuando habría que volar por instinto sobrenatural!

Carta al Padre Charles Bellon, Agosto 30, 1844, EO X núm. 853

Todo discipulado significa morir a uno mismo para lograr el ideal que predicaba Juan el Bautista: «Es necesario que él crezca y que yo disminuya» (Juan 3:30)

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *