SIN IMPORTAR QUÉ TAN BELLAS SEAN LAS PALABRAS DE UN PREDICADOR, SON VACÍAS, SI NO LAS ACOMPAÑA UNA INTENSA ORACIÓN DIARIA

En la predicación de las misiones, Eugenio siempre insistía en la gran importancia de dar testimonio del estilo de vida de los misioneros como medio básico de conversión para la gente. La oración regular es la única forma de lograr una vida íntegra, que luego se refleje en las palabras y los hechos.

Sin importar qué tan bellas sean las palabras de un predicador, son vacías si no las acompaña de una intensa oración diaria.

“Si un hombre que medita a diario y hace exactamente dos exámenes diarios y media hora de oración ante el Santísimo no corrige sus imperfecciones ni progresa en la perfección de su estado, lo creo digno de compasión y muy cerca de su perdición, por mucho que predique para convertir a los demás…”

Carta al Padre Jean Baptiste Honorat, Marzo 1°, 1844, EO I núm. 32

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