CUANDO HAY UN SOLO CORAZÓN SE DAN GRANDES PASOS

Un método de suma importancia para mantener a la Congregación fiel a su carisma y espíritu era la correspondencia regular entre Eugenio y los superiores de las comunidades.  Este era el caso en especial con el Padre Honorat, superior de la misión en Canadá, y el Padre Aubert en Inglaterra, quien enviaba reportes regulares sobre la vida comunitaria y las actividades misioneras de los Oblatos. Tras sus dificultades interpersonales al inicio, se había alcanzado la armonía en la comunidad canadiense, lo que alegraba Eugenio.

“Me apresuro a terminar para que mi carta pueda salir hoy a Liverpool.

Adiós pues, pero antes de terminar le diré una vez más cuán feliz me siento por la armonía que reina entre ustedes. Este pensamiento me consuela y ayuda a sobrellevar su lejanía. Vivan siempre así, hablando con el corazón abierto y sin temor a disgustarse. Cuando hay un solo corazón se dan grandes pasos. Adiós.”

Carta a Jean Baptiste Honorat, Abril 27, 1843, EO I núm. 17

Un mes después:

“Difícilmente imaginarán la alegría que me dan al contarme sobre la perfecta armonía que reina entre ustedes. Ese entendimiento, estima y amor atraerá al joven P. Lagier, quien necesita una buena dirección y buenos ejemplos”.

Carta a Jean Baptiste Honorat, Mayo 31, 1843, EO I núm. 19

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