Eugenio escribió al Maestro de Novicios:
“Veo como un gran inconveniente no tener el Santísimo al alcance de tus novicios. No es suficiente ir a Él en los ejercicios comunes; convendría que cada uno pudiera ir a menudo ante el Salvador según el impulso de su corazón y compartir varias veces en el silencio de la meditación.”
Al no tener los novicios una capilla propia en el edificio, Eugenio sugiere:
“Sé que hay grandes dificultades en la situación actual e incluso habría inconvenientes para ir al Santísimo donde se encuentra. Te falta un medio poderoso para que reine el fervor en tu noviciado. Reemplázalo al menos con una capilla a la santísima Virgen. No temas consagrar una habitación para ello.”
Carta al Padre José Vincens, Diciembre 3, 1841 EO IX núm. 752
La mayoría de nosotros no tenemos una capilla cercana adonde podamos ir a rezar, pero todos podemos elegir un espacio de oración en un lugar especial de alguna habitación que utilicemos todo el tiempo.
Es importante tener un “espacio para Dios” en el que podamos tener “tiempo con Dios” todos los días, «estando ante el Salvador y conversar con él por unos momentos en meditación en silencio.»