Al escribir al Maestro de Novicios, Eugenio comenta que cada novicio:
“Debe esforzarse por compenetrarse en el espíritu del Instituto al que desea ingresar y convencerse que solo llegará a ello a través de su fidelidad y exactitud en todo lo que marca la Regla…
No necesito recomendarte que insistas especialmente en la piedad, pues no puedo concebir una vocación sin ella. Hay que moldear a todos nuestros jóvenes en ello; de no haber fervor en un noviciado, no se formarán hombres de Dios.”
Carta al Padre José Vincens, Diciembre 3, 1841 EO IX núm.752
El consejo de Eugenio aplica no solo a los novicios Oblatos. Todos somos discípulos de Jesucristo y deseamos seguirle fervientemente. Esta es la razón de la existencia de la Familia Mazenodiana: ayudarnos mutuamente a vivir nuestro discipulado de acuerdo al espíritu de San Eugenio. En otras palabras, ser fervientes en nuestro amor por Dios y nuestro amor mutuo.