El Padre Tempier había sido el primer y más cercano compañero de Eugenio desde 1815, además de escuchar la confesión de Eugenio cada semana. En esta ocasión Tempier lo había olvidado y Eugenio lo reprende suavemente, con un sentido de humor cariñoso en sus palabras. Tras 25 años de colaboración cercana y compañerismo, cada quien conoce bien al otro y lo intuimos en esta carta.
Está permitido ser distraído, queridísimo Tempier, pero olvidar que hoy es sábado, día de confesión, además de víspera de nuestra ceremonia solemne [ed. Noviembre 1°, renovación de votos de todos los Oblatos], que debe ser precedida naturalmente por la confesión; tercero, que ayer viendo que era tarde, te dije la cambiáramos a esta mañana a las 7, y ya son las 8 de la noche.
Todas esas quejas juntas me hacen condenarte a venir al obispado esta noche. Ruego a Dios te guarde santa y dignamente, y sobre todo que te dé un poco más de memoria.
Carta a Henri Tempier, Octubre 31, EO IX n. 715