TANTAS PERSONAS QUE ARRIESGAN SUS VIDAS POR EL BIEN DE LOS DEMÁS

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.”   (Juan 3:16-17 )

Este poderoso texto del Evangelio de hoy (Juan 3:16-21)., nos invita a pasar algún tiempo en silencio.

La reflexión más profunda que podemos tener del texto de hoy es una invitación a mirar cómo el personal médico y los proveedores de servicios esenciales dan sus vidas a diario para que otros puedan vivir.

“Agradezcamos lo que tenemos”, como hizo San Eugenio en 1809:

Desde el momento en que regenerado por el bautismo fui elevado a la dignidad de hijo de Dios y colmado de los dones de mi Salvador, podría contar mejor los movimientos de mi respiración, que  las veces en que recibí la invaluable ayuda que el adorable Maestro derramó sobre mí a manos llenas.

1809 EO XIV, núm. 48

Con gratitud y oraciones por las increíbles “bendiciones de vida” de quienes arriesgan sus vidas por el bien de todos alrededor del mundo. ¡Gracias por ser espejos de Dios para nosotros!

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