Una frase que se encuentra en peligro de pasar desapercibida en la descripción de la vida de los Misioneros es: “en la predicación y dirección de los jóvenes”.
Nosotros comenzamos a existir por dos claros propósitos misioneros: 1/ la predicación del Evangelio a aquellos que están abandonados, y 2/ la dirección/acompañamiento de los jóvenes.
Así pues, su vida va a quedar repartida entre la oración, la meditación de las verdades sagradas, la práctica de las virtudes religiosas, el estudio de la Sagrada Escritura, de los Santos Padres y de la teología dogmática y moral, la predicación y la dirección de la juventud.
Petición de Autorización Dirigida a los Señores Vicarios Generales de Aix,
el 25 de enero 1816, E.O. XIII n.2
La principal ocupación de Eugenio durante los tres años anteriores a la fundación de los Misioneros era el cuidado de la gente joven de su Congregación de la Juventud. Después de Enero de 1816, este trabajo continuó, pero ahora como parte de la misión de toda la comunidad. Eugenio era el primero responsable de los jóvenes, pero cuando se iba a predicar misiones populares, otro de los miembros de la comunidad asumía el cargo.
Los dos verbos claves que hemos recibido de nuestros fundadores son: “predicar” y “dirigir/acompañar”. Inicialmente, los misioneros comenzaron a existir para predicar la Palabra de Dios y acompañar y dirigir a los jóvenes en los caminos de Dios. Posteriormente, el ámbito y los destinatarios del celo misionero se expandieron, pero siempre con estos dos mismo verbos como su fuente de ser: predicar y dirigir.
Hoy podemos repetir estas dos acciones de este modo: mostrar a la gente quién es Jesús y ser un puente para ayudarles al encuentro con Él.