EL MISIONERO: NO ES UN PLATILLO SONORO SIN NADA SUSTANCIOSO QUE OFRECER

En su Regla, los misioneros señalan su deseo de vivir una vida de equilibrio que incluye la importancia de la oración y el estudio, de modo que no sean vasijas vacías sin nada que dar cuando se encuentren en la misión:

Si han preferido formar una comunidad regular de Misioneros, es porque intentan ser útiles a la diócesis, al mismo tiempo que van a trabajar en su propia santificación, conforme a  su vocación.
Así pues, su vida va a quedar repartida entre la oración, la meditación de las verdades sagradas, la práctica de las virtudes religiosas, el estudio de la Sagrada Escritura, de los Santos Padres y de la teología dogmática y moral, la predicación y la dirección de la juventud

Petición de Autorización Dirigida a los Señores Vicarios Generales de Aix,
el 25 de enero 1816, E.O. XIII n.2

Mientras reflexiono sobre estas palabras de nuestra primera Regla, estoy animando un retiro de 30 días en silencio en Notre Dame de Lumière para 10 misioneros Oblatos que predican el Evangelio en 7 países diferentes. Antes de comenzar el retiro, ellos hicieron una presentación de sus respectivas misiones durante la Misa del Domingo de la Misión en Aix y, aquí en el santuario, cada uno muestra como los Oblatos intentan ser cooperadores del Salvador entre los más abandonados. Estos hombres necesitan coraje y resistencia y visión de futuro para continuar haciendo lo que hacen en situaciones difíciles, y ahora ellos están realizando un intenso retiro para recargar sus energías, de modo que puedan seguir siendo misioneros que dan vida.

Aquí veo representado, exactamente, lo que Eugenio y sus primeros compañeros deseaban: una vida de equilibrio entre recibir y dar. Los misioneros necesitan  recibir a través de la oración, el estudio y la reflexión, de modo que tengan algo de valor que compartir en su misión. Sin este equilibrio, empiezan a ser platillos sonoros sin nada sustancioso que ofrecer en sus actividades evangelizadoras y sin la capacidad de ser evangelizados ellos mismos por los más abandonados a quienes sirven.

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