Una de los primeras intenciones de los Misioneros en 1818 fue trabajar para reformar a los sacerdotes, en especial después de la devastación de la Revolución. Dieciséis años después vemos que este objetivo continúa y que nuestras comunidades estaban dispuestas a recibir sacerdotes.
Será importante se ponga de acuerdo con el P. Vincens sobre los ejercicios para los eclesiásticos y los sacerdotes que lleguen a su casa para ese fin.
El modelo del estilo de vida de la comunidad de los Oblatos y el testimonio que daban era observado por los sacerdotes locales como una censura no expresada a su mal estilo de vida.
Me he enterado con dolor, aunque sin sorpresa, que la disposición de algunos sacerdotes de la vecindad ha cambiado hacia ustedes. Les recomiendo hacer caso omiso y continuar con las mismas atenciones, aunque sin modificar en nada lo que les sorprende, es decir, ser cada vez más regulares, siempre apartarse de la disipación que los demás han adoptado; a la larga, se ganarán la aprobación de incluso aquellos que ven en su conducta una censura no expresada de la suya…
Considerando que el P. Guigues solo tenía 29 años y que sus dos compañeros también eran jóvenes, Eugenio les aconseja:
Recuerden que hay que compensar su juventud y diría su aspecto aniñado, con mucha seriedad exterior, que no excluya la cortesía.
Carta a Bruno Gigues, Octubre 6, 1834, EO VIII núm. 488