En la entrada anterior vimos cuán talentoso era el P. Dassy. Como resultado de ello, su predicación y tarea como misionero recibieron grandes elogios, que por supuesto disfrutaba. Eugenio observa a este joven misionero Oblato reconociendo lo bueno, aunque también pidiéndole enfocarse a lo que realmente vale.
Me alegro mi querido amigo, del bien que ha empezado a realizar, pero no doy valor a las felicitaciones y elogios que ha recibido …
Carta al P. Louis Dassy, Abril 25, 1834, EO VIII núm. 479