Por mi parte, mis muy queridos Hijos, me contentaré en resumir mi consejo en una sola recomendación: lean y mediten sobre sus Santas Reglas.
Circular 1, 2 de agosto de 1853, EO XII
Es evidente que la mayor parte del trabajo se había realizado en los años previos. Fue la ocasión de poner en palabras el espíritu mediante el cual vivió los sucesos de los años anteriores.
Al recopilar las Reglas de los Misioneros de Provenza en 1818, Eugenio pisaba suelo firme.
En primer lugar, esbozó la experiencia propia de la firme formación recibida en St. Sulpice y cómo le fue útil en la práctica en su vida y ministerio, por casi siete años después de su ordenación.
Sus ideales y reglas para la Congregación de la Juventud habían sido probadas e incluyó su experiencia en ellas.
A ello se añadió la experiencia de los casi tres años de existencia de los Misioneros de Provenza y su práctica en la vida comunitaria y ministerio al proclamar la Palabra de Dios a través de las misiones en Provenza y el ministerio en Aix.
Todo lo que había en el interior de Eugenio quedó plasmado en las Reglas.