HAGAMOS EVIDENTE QUE LO QUE PREDICAMOS HA PENTRADO EN NOSOTROS Y QUE HEMOS COMENZADO A PRACTICARLO, ANTES DE INTENTAR INSTRUIR A LOS DEMÁS

Eugenio subraya otro pasaje de la Regla a la que considera importante hacer referencia constantemente:

… sin embargo, no lo lograremos (la conversión de las almas a través de la predicación), a menos que renunciemos a nuestra gloria personal y reprimamos en lo profundo de nuestros corazones las vanas alabanzas de la gente; en una palabra, que como el Apóstol prediquemos a Jesucristo y Él crucificado … no con un discurso pretencioso, sino en la demostración del Espíritu, es decir, que hagamos evidente que lo que predicamos ha penetrado en nosotros y que hemos comenzado a practicarlo, antes de intentar instruir a los demás (Art. 5, ibid.).

Notas de Retiro, Octubre 1831, EO XV núm. 163

Un importante recordatorio de que la gente ve justo a través de nuestras palabras, si  somos auténticos en nuestro testimonio y convicción.

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *