SANANDO LAS HERIDAS OCASIONADAS POR EL VACÍO

En su meditación respecto a la Regla de Vida Oblata, Eugenio reflexionaba cómo los Misioneros habían respondido quince años antes, a una Iglesia devastada. A través de su ministerio esperaban sanar y compensar el vacío ocasionado por la destrucción de las órdenes religiosas.
Cuanto más avanzo, más me siento confundido, asombrado y encantado por nuestro excelso destino. 

Dios mío, danos la gracia para comprender el significado de este tercer artículo del fin de la Sociedad, que se ha leído muy a menudo, sin reflexión:  El fin de esta Sociedad es además restituir, tanto como sea posible, las muchas instituciones desaparecidas desde la revolución en Francia (Art. 3).
Recordar a todas las Órdenes religiosas que la Revolución destruyó en Francia. Recordar los diferentes ministerios que ejercían, las virtudes que practicaban, unos en el secreto de la casa de Dios, en contemplación y oración, otros al servicio del prójimo a través de sus tareas sostenidas por el mayor celo, llegando a las propias conclusiones de este Artículo 3 y su revelación de tan importante segundo propósito de nuestro instituto.

Notas de Retiro, Octubre 1831, EO XV núm. 163

Dos siglos después, la Iglesia experimenta muchas heridas y vacíos. ¿Cuál es mi respuesta a la invitación de San Eugenio?

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