En la reflexión anterior, Eugenio meditaba sobre la existencia de los Oblatos. El propósito u objetivo, era continuar la misión de Jesús y sus discípulos, al imitar sus métodos.
Los medios que empleamos para alcanzar este fin, son también incuestionablemente los más perfectos, pues son precisamente los mismos empleados por nuestro divino Salvador, sus Apóstoles y sus primeros discípulos; es decir, la práctica exacta de los consejos evangélicos, la predicación y la oración, mezcla feliz de la vida activa y contemplativa, de la que Jesucristo y los Apóstoles nos dieron ejemplo, y que por ello mismo es sin discusión, la cima de la perfección que Dios nos ha dado la gracia de abrazar, y de la que nuestras Reglas son el simple desarrollo.
Notas de Retiro, Octubre 1831, EO XV núm. 163
Una invitación a participar en el equilibrio que Jesús nos enseña.