Aparentemente el Padre Jeancard había expresado no desear trabajar en una misión con alguien más, a lo que Eugenio respondió:
Nada más justo, mi querido amigo, que hacer observaciones, sobre todo dirigidas a un superior cuyos sentimientos y manera de actuar se conocen
Eugenio continúa comentando sobre su forma de tomar decisiones: escuchar a todos los implicados y tratar de equilibrar lo bueno de la persona con el bien de la misión de la Congregación Oblata
Sabes que no soy como quienes, sin considerar las conveniencias, e incluso las debilidades de los sujetos, no ven más que la perfección de la obediencia, preocupados solamente de lo que hay por hacer. He tratado siempre de compaginar todos los intereses (particulares) posibles con el orden de la Sociedad y el bien de las almas; así, sin aprobar tus errores los consideré, aunque no siempre prevalecieron
Como padre y superior que conoce bien a Jeancard, Eugenio le corrige sobre su actitud:
Es una gran lástima, no se puede negar, que no te hayas librado de lo que te quejas en varios individuos, pues tus pretensiones son igualmente injustas. Ése es el defecto que sigue en ti y del que me quejo, pues estoy convencido que es más voluntario de lo que crees, proveniente ciertamente no de virtud.
Eventualmente, Eugenio optó por lo que Jeancard deseaba:
Como sea, para darte gusto cambié nuestro plan, no estarás en el Delfinado; el P. Honorat predicará esa misión en tu lugar; permanecerás trabajando en el Languedoc hasta nueva orden.
Carta a Jacques Jeancard, Septiembre 26, 1829, EO núm. 337