TENGO LA DICHA DE COMULGAR TODOS LOS DÍAS; ESTO ES LO QUE ME CONSUELA EN MI LARGA Y PENOSA ENFERMEDAD 

Una reflexión acerca de dónde encontrar fortaleza y consuelo en tiempos de enfermedad y   dificultad.

 La convalecencia requería calma, tranquilidad y descanso. El Fundador no podía tenerlo ni en Aix ni Marsella. Las órdenes de los doctores y del Padre Tempier le obligaron a ir a Grans, a la casa de su tío, M. Joannis, el jansenista converso. El Padre Jeancard acompañó al venerable paciente, cuya debilidad era extrema. No pudo celebrar Misa por varias semanas, por lo que el Padre Jeancard era su capellán, celebrando la Misa en su presencia y dándole la Comunión.    Rey 1 pág. 473

 ¿Debo hablarle de mi salud? Voy mejorando lentamente, y en la imposibilidad de ofrecer el santo sacrificio por causa de mi debilidad, tengo la dicha de comulgar todos los días; esto es lo que me consuela en mi larga y penosa enfermedad.

Carta a Henri Tempier, Julio 16, 1829, EO VI núm. 333

 En éste y muchos escritos, Eugenio se refiere al ancla y fuente de fortaleza en su vida diaria: la Eucaristía.

El punto de mayor importancia de su día era el momento de estar física y espiritualmente unido con su Salvador en la Misa diaria y en la comunión íntima de su oración en silencio por la tarde (oraison). Esta reflexión continúa en nuestra Regla de Vida actual:

La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida de la Iglesia, es el centro de nuestra vida y de nuestra acción. Viviremos de modo que podamos celebrarla dignamente todos los días. Participando en ella con todo nuestro ser, nos ofrecemos nosotros mismos con Cristo Salvador; nos renovamos en el misterio de nuestra cooperación con Él”   CC&RR Constitución 33

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