La rendición de Eugenio a Dios es una invitación a renovar nuestra propia entrega.
El peligro llegó nuevamente el 12 de junio, cuando comenzó a sofocarse y como podría morir en cada ataque: el doctor pidió se le administraran los últimos sacramentos.
El Padre Honorat había estado en Aix por tres semanas y notificó al Padre Tempier, quien respondió a su llamado llegando al día siguiente, 14 de junio. Como admonitor, el Padre Tempier le explicó la situación y la necesidad de la extrema unción.
El Fundador recibió la comunicación con la entrega de un alma totalmente abandonada a la voluntad de Dios. Hizo una confesión general y arregló la hora y orden de la ceremonia, fijada para la mañana del sábado.
Siguió la recepción de los últimos sacramentos de manos del Padre Tempier, nombrado Vicario General de la Sociedad a partir de ese momento. El Fundador manifestó la más viva fe y paz sublime, que inundaron de admiración a quienes estuvieron presentes.
REY 1 pág. 470