AMO CON PASIÓN A TODOS LOS QUE CREO QUE ME AMAN

Eugenio no temía mostrar sus sentimientos hacia los demás ni su fuerte necesidad de amistad.

Amo en general con apasionamiento a todos aquellos de quienes me creo amado; pero también exijo que me quieran con apasionamiento. De este modo, la gratitud es un reflejo más de la efervescencia de mi corazón.
Ese sentimiento es tan exquisito en mi, que no me ha defraudado nunca. He suspirado siempre por un amigo, pero nunca lo he encontrado al menos tal como lo deseaba; es verdad que soy difícil porque, como estoy dispuesto a dar mucho, exijo también mucho.
Por lo demás, no me niego a ciertas amistades ordinarias, menos excelentes, aunque a penas sean de mi gusto. Doy, en esos casos, en proporción a lo que puedo recibir. San Agustín es uno de los santos que más quiero,  considerado simplemente como hombre; sabía amar. Leyendo sus «Confesiones» en el capítulo de su amistad con Alipio, creía que hablaba para mí. San Basilio y san Gregorio me encantan. Todos los relatos de historia que cuentan algún ejemplo de heroica amistad me entusiasman; mi corazón pide al instante encontrar un tan gran tesoro, en una palabra, necesito amar; y como tiene el sentimiento íntimo del más perfecto amor nunca quedará satisfecho con esas amistades ordinarias con las que se contentan la mayoría de los hombres, busca una amistad, que para decirlo en una palabra de dos seres  haga uno.

Autorretrato  de Eugenio para su director espiritual, en 1808, E.O. XIV n. 30

En las páginas de la vida de Eugenio, encontramos “este anhelo de un amigo” mostrado a varias personas: Tempier, Suzanne, Aubert etc… incluso su frustración con Tempier por ser tan reservado.

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