NUESTRO BICENTENARIO: VEN “SER” PARA “HACER”

Desde el principio Eugenio insiste en que sea cual sea el trabajo misionero que haga, su éxito depende de la calidad de vida de aquellos que la llevan a cabo. Es el ejemplo de estilo de vida del misionero  el que habla más alto que cualquier palabra. Esto es porque, para Eugenio, la comunidad y una norma de vida que sea comúnmente aceptada es un elemento no negociable de nuestra vocación.

En los 200 años de nuestra historia, los laicos se han unido a los Oblatos para vivir una vocación misionera y formar una comunidad, expresada de muchas maneras.

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La Familia Mazenodiana en oración en la capilla oblata en Aix en Provenza

Los miembros de la familia Mazenodiana tienen la vocación de SER (tener una calidad de vida ejemplar) – para HACER (evangelizar y ayudar a las personas a encontrar el sentido de Jesucristo en sus vidas)’

Henri Tempier es invitado a participar en

…un establecimiento que proporcionará habitualmente a nuestras campiñas fervorosos misioneros.
Se ocuparán incesantemente en destruir el imperio del demonio al mismo tiempo que darán el ejemplo de una vida verdaderamente eclesiástica en la comunidad que formarán;
porque viviremos juntos en una misma casa que he comprado, bajo una regla que adoptaremos de común acuerdo.

Formar “un corazón y un alma” es un concepto muy querido por el Fundador. Como la magnitud de la Congregación iba creciendo, él insistía cada vez más en esta unidad. Para Eugenio, su familia misionera era la familia más hermosa del mundo y quería que fuese la más unida. Ese “un corazón” y “un alma”  fue formado por un equilibrio en el estilo de viday lLa constante llamada de Eugenio era para un mejor equilibrio: SER para HACER.

La felicidad nos espera en esta santa Sociedad que sólo tendrá un corazón y una sola alma; parte del año será empleada en la conversión de las almas, otra en el retiro, el estudio, en nuestra santificación particular; no os digo más de momento, esto basta para daros un anticipo de las delicias espirituales, que gozaremos juntos…
…  Todo depende de estos comienzos; hace falta unanimidad perfecta en los sentimientos, idéntica buena voluntad, idéntico desinterés, idéntico sacrificio en una palabra.

Carta a Henri Tempier, el 9 de octubre 1815, E.O. VI n 4

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