VOCACIÓN: LA VOLUNTAD Y EL CORAJE PARA CAMINAR SIGUIENDO LOS PASOS DE LOS APÓSTOLES

Si, como lo espero, queréis ser de los nuestros, no os encontraréis en país desconocido, tendréis cuatro compañeros;
hasta ahora no somos más numerosos: es que queremos elegir unos hombres que tengan la voluntad y la valentía de seguir las huellas de los Apóstoles.  Es necesario poner fundamentos sólidos

Carta a Henri Tempier, el 9 de octubre 1815, E.O. VI n 4

Para hacer posible la existencia de un grupo misionero, Eugenio usaba el ejemplo de Jesús y los apóstoles.

La vocación misionera iba a ser apostólica. En la primera Regla que escribió, lo expresó de este modo:

¿Qué hizo, en realidad, nuestro Señor Jesucristo cuando quiso convertir el mundo? Escogió a unos cuantos apóstoles y discípulos que él mismo formó en la piedad y llenó de su espíritu
y, una vez instruidos en su doctrina, los envió a la conquista del mundo que pronto habían de someter a su santa ley.

Nota Bene, Regla 1818

Apostles

El modelo apostólico: SER para HACER

Como Henri Tempier los miembros de la familia Mazenodiana deben querer seguir el ejemplo de los apóstoles y tener el valor de hacerlo sean cuales sean las consecuencias.

La respuesta de Henry Tempier a la invitación de Eugenio fue motivo de gran alegría para Eugenio. La carta de Tempier muestra el “un solo corazón y una sola alma” que marcó su relación con Eugenio:

Bendito sea Dios que le ha inspirado el proyecto de preparar para los pobres, para los habitantes de nuestros campos, para aquellos que más necesidad tienen de ser instruidos en religión, una casa de misioneros que irán a anunciar les las verdades de la salvación. Comparto plenamente sus ideas, mi querido compañero…

Comprendo, además, lo que busca por encima, de todo al escoger a sus colaboradores; quie¬re unos sacerdotes que no sigan una rutina y el camino trillado,… que estén dispuestos a seguir las huellas de los apóstoles, a trabajar por la salvación de las almas sin esperar más premio aquí en la tierra que muchas penas y fatigas Por la gracia de Dios, yo siento en mí ese deseo, y si no lo tengo, bien que ansío tenerlo, y con Vd. todo me será más fácil. Así que cuente por entero conmigo.

27 de octubre de 1815, Cf. REY I, p. 183

Eugenio propone su ideal apostólico en la versión original del Prefacio:

¿Qué fin más sublime que el de su Instituto?
Su fundador es Jesucristo, el mismo Hijo de Dios;
sus primeros padres, los Apóstoles.
Son llamados a ser los cooperadores del Salvador,
los corredentores del género humano;
y aunque por su escaso número actual y por las necesidades más apremiantes de los pueblos que los rodean, tengan que limitar de momento su celo a los pobres de nuestros campos y demás,
su ambición debe abarcar, en sus santos deseos, la inmensa extensión de la tierra entera.
La Iglesia, esa hermosa herencia del Salvador que él había adquirido con el precio de toda su sangre, ha sido devastada en nuestros días de manera cruel….

Nota Bene (Regla de 1818)

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