LOS PROFESORES OBLATOS SON TAN MISIONEROS COMO SUS HERMANOS PREDICADORES

Yvon Beaudoin continúa la explicación de la participación de los Oblatos como  profesores,  en el seminario mayor de Marsella.

Hay que reconocer que la mayoría de los directores no aceptaron el cargo más que por obediencia. Casi todos deseaban más bien ser predicadores y misioneros. No sin motivo, el Fundador y los capitulares de 1850 encargados de redactar los artículos de la Regla sobre los seminarios, trataron de demostrar la importancia de esa tarea y su estrecho vínculo con el fin principal del Instituto. El artículo 1 decía en efecto:

“El fin más excelente de nuestra Congregación, después de las misiones, es la dirección de los seminarios donde los clérigos reciben la educación que les es propia; allí, en efecto, en lo escondido de la casa de Dios y bajo la protección de la Santísima e Inmaculada Virgen María, se forman aquellos que deberán enseñar a los pueblos la sana doctrina y conducirlos por el camino de la salvación. Los misioneros prodigarían inútilmente sus sudores por arrancar a los pecadores de la muerte, si no hubiera en las parroquias sacerdotes santos y animados del espíritu del divino Pastor, encargados de apacentar con cuidado vigilante y constante a las ovejas que se han devuelto a su redil […]”.

Se trababa de una cálida invitación a comprender que los profesores, como sus hermanos predicadores son misioneros, pues con su trabajo contribuyen al menos indirectamente al mantenimiento y a la propagación de la fe, formando sacerdotes celosos.  Beaudoin, “Marsella, Seminario Mayor (1827-1862)” en el Diccionario Histórico Oblato.

 

“La educación es la clave del éxito en la vida, y los maestros tienen un impacto duradero en las vidas de sus estudiantes.”   Solomon Ortiz

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