MI CONSCIENCIA REQUIERE QUE DESCANSE BIEN

A principios de septiembre Eugenio había escrito al Padre Mie, insistiendo en que descansara por un tiempo. Un mes después, no solo no lo había hecho, sino que se había involucrado en otro compromiso pastoral, que echó por tierra todos los planes y compromisos que Eugenio tenía para ellos. Exasperado, deja salir el vapor.

… ¿En qué piensa usted, mi buen Padre Mie, dejándose llevar por el momento, considerando solo lo que tiene ante los ojos, y olvidando siempre, en todo, las instrucciones que le doy? En nombre de Dios, siga con la mayor exactitud el plan anticipado para todas nuestras tareas. Si cada quien obrara a su gusto, no habría forma de lograr las cosas como se deben, y no puedo burlarme de los obispos que tuvieron la amabilidad de esperar nuestra confirmación para fijar el jubileo en sus diócesis, solo porque usted guste prolongar más de la cuenta una misión que por cien mil razones le parecen buenas y dejan de serlo cuando trastornan el orden, al que ante todo debe contribuir tanto usted como todos los demás.

De nuevo, la instrucción de tomar un descanso y de volver a la vida comunitaria por algún tiempo:

… Así que olvide tomar la misión de Saint-Laurent; necesita descansar al regresar de Montdardier. ¿Cuándo la va a empezar y a terminar? Olvidó lo que mandé decir con el P. Tempier: que era necesario que estuviese disponible para Todos los Santos, y que para entonces estuviese descansado; si tomara esa misión de Saint-Laurent ¿cuándo va a descansar? No hablemos por el momento de esa misión ni de ninguna otra. De regreso de Montdardier, se detendrá en Nimes para descansar allí con el P. Moreau, a menos que prefiera llegar antes a Aix o a Marsella, donde es estrictamente necesario que esté el 23 para hacer con nosotros el retiro, que comienza el 24.

Preocupado por tal vez haber sido demasiado severo, Eugenio expresa su preocupación paternal y afecto.

Adiós, muy querido Padre Mie, no se enfade por lo que acabo de decir para tranquilidad de mi conciencia; descanse bien y no tarde en venir a abrazamos con nuestro querido P. Moreau, a quien saludo, al igual que a usted.

Carta a Pierre Mie, Octubre 2, 1826, EO VII núm. 255

 

“La corrección logra mucho, pero el alentar logra más.”     Goethe

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