Escribe a Henri Tempier, desde Roma:
El Cardenal Secretario de Estado habiéndome hecho saber que me recibiría a las nueve, me he encontrado a punto en un salón en donde no ha tardado en recibirme con su urbanidad acostumbrada. No recordaba haberme visto, pero no por eso fue menos amable conmigo… Antes de dejar el Vaticano, he subido a los apartamentos del Papa para informarme si Mons. Barberini había pedido la audiencia para mí; sólo había olvidado eso…
Por lo demás encomiendo este asunto a Dios lo mejor que puedo.
He decidido pues celebrar la santa misa todos los días de la Octava de la Santísima Virgen para lograr la gracia que pedimos. No descuido tampoco los medios humanos que hay que emplear. Si después de eso no logro nada, no tendré que reprocharme nada tampoco.
Carta a Henri Tempier, Diciembre 11, 1825, EO VI núm. 211
“Pide como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de tí.” San Agustín