Preparando su reunión con el Papa, Eugenio describe su reunión con el Cardenal Secretario de Estado (básicamente la mano derecha del Papa), a quien había conocido durante el encarcelamiento del Papa en París por órdenes de Napoleón. Fue la oportunidad de recordar la participación de Eugenio en tan peligrosa situación política, siendo seminarista.
El cardenal decano, secretario de Estado [Della Somaglia], mandó aviso que me recibiría a las nueve. A esa hora me encontré en el Vaticano donde tuve el honor de presentarle mis respetos. Su eminencia me recibió con mucha bondad y amable cortesía, pero se había olvidado completamente de mí y de cuanto había hecho por los cardenales durante su exilio en París. Le recordé que lo visitaba con frecuencia, que algunas veces comí con él, que le había ofrecido la Vida de la venerable Inés (encuadernada a costa mía). Éramos en aquel entonces catequistas en la catequesis mayor en San Sulpicio. Yo le asistí cuando celebró en la capilla de los Alemanes; y yo fui el encargado en la época fatal tan desgraciada para ellos, de preguntarle a él, cardenal Della Somaglia, cuáles eran las necesidades de los Cardenales. Le recordé que me había respondido que por dos años no necesitaría nada, pero me señaló a aquellos que estarían en situación de recibir ayuda. Tantas cosas han ocurrido desde entonces que se pudieron olvidar los acontecimientos pasados.
Eugenio claramente se muestra decepcionado de que el Cardenal no le recordara, pero aprovecha la oportunidad para recordarse que Dios es a quien debe agradarse en todo
No por eso estuvo menos amable el cardenal, pero por mi parte me he dado cuenta que sería muy estúpido hacer el bien buscando el favor de los hombres. Sólo Dios nos tiene en cuenta lo que hacemos por El. Debemos, pues, hacerlo todo para agradarle.
Diario en Roma, Diciembre 11, 1825, EO XVII
“Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Gálatas 1:10