LA INFLUENCIA PERENNE DE UN MAESTRO

La casa donde vivía Eugenio en Roma era el lugar de sepultura del Padre Bartolo Zinelli. Lo que este joven sacerdote había representado en la vida de Eugenio siendo adolescente, fue su objetivo en las vidas de los jóvenes en Aix, cuando trabajó con ellos de 1813 a 1823.

¿No he encontrado la memoria, el busto y el cuerpo mismo enterrado en la iglesia de ese santo sacerdote, del cual me han oído hablar tantas veces, de ese gran servidor de Dios, el P. Bartolo Zinelli, que fue mi maestro en Venecia, muerto en olor de santidad bajo este mismo techo que habito? La causa de su beatificación habría sido empezada hace tiempo, si la Sociedad cuyo miembro era, no hubiera sido disuelta, a causa de la inconducta de su jefe, el famoso Paccamari, que tan mal acabó después de buenos comienzos. Pero mi querido maestro, ese buen amigo que no pudo consolarse de mi partida, que como me lo decía al salir al altar rezaba por mí, no tenía sino virtudes, el Obispo del lugar donde dió su última misión, quiso que se levantara acta auténtica de una profecía que hizo en su diócesis y que se verificó…
Dios no ha querido aparentemente glorificar a su servidor aquí abajo. Si hubiese sido completamente jesuita, esos buenos padres se hubiesen movido más. No deja de ser un consuelo para mí respirar el mismo aire, ofrecer el santo sacrificio, en los mismos altares, rezar sobre su tumba.

Carta a Hippolyte Courtès, Diciembre 6, 1825, EO VI núm. 210

 Vea el artículo, “Zinelli, Bartolo (1766-1803) en el Diccionario Histórico Oblato

 

“Un maestro afecta la eternidad; nunca puede decir dónde se detiene su influencia.”    Henry Adams

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