ENFADO AL SER JUZGADO MAL POR LAS HABLADURÍAS DE LA SOCIEDAD

Mientras Eugenio decidía ir al seminario, la guerra entre Napoleón y Gran Bretaña había impedido las comunicaciones entre Francia y Palermo. De esta manera, el padre de Eugenio no era consciente de que su hijo había estudiado para ser sacerdote y había sido ordenado. Se enteró algún tiempo después indirectamente. Sólo a causa de la caída de Napoleón en 1814 los medios de comunicación fueron restablecidos. En esta carta Eugenio está enfadado porque los motivos de su vocación al sacerdocio han sido juzgados erróneamente por los cotilleos de la “alta sociedad”

 … Pero aquí, no sé bien cómo, se presenta un pensamiento que debo comunicarle; lo había olvidado hasta ahora, pero me causó pena en su tiempo. Cuando la Sra. de Vérac pasó por Marsella, me mostró la copia de la carta que usted había escrito al Sr. de Blacas, al final de la cual había unas notas para su instrucción particular. Tengo copia de esas piezas.
En esas notas había unas palabras que me concernían y de ellas se habría podido colegir que yo había ingresado en el estado eclesiástico solo con miras bien bajas y muy indignas de mi carácter.
A la verdad, nunca hubo una vocación más desinteresada que la mía.
No es por haber tenido tan poco éxito como mi madre para lograr la restitución de su fortuna, por lo que he abandonado el mundo; habría tenido con algunos matrimonios ventajosos el modo de consolarme de una pérdida que después de todo no era muy considerable. La idea de que mi hermana se pudiera casar más ventajosamente, etc., ni siquiera entró  en mi cabeza tampoco.
No hubo en mí ni el menor atisbo de hacer un sacrificio para procurarle esa ventaja. No he renunciado a ningún derecho, ni he hecho ninguna promesa, ni nada absolutamente que haya merecido los elogios que Vintimille y su hermana han hecho a este respecto, los cuales eran otras tantas injurias atroces que he saboreado en secreto.

Carta a Charles Antoine de Mazenod, el 7 de diciembre 1814, E.O. XV n. 129

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