LA CERCANÍA A LOS POBRES SIGNIFICA AMAR Y SER AMADOS (C8)

Leflon (Volumen IV. Pp. 328-330), basado en el relato de un testigo, escribe:

“Misionero por vocación, y de por vida, dedicado por preferencia a las almas más pobres y abandonadas.  Este aristócrata, que conmocionó a las salas de dibujo de Aix, al aislarse en el ministerio tan “ordinario”, tan poco inclinado a proteger la democracia, manteniendo una conmovedora atención por la gente común, a quienes amaba y le amaban, les comprendía y le comprendían… Sin embargo, lo marsellés más típico, era la forma en que las esposas de los pescadores del distrito del puerto le mostraban afecto, sin cuidar el protocolo. 

Babeau, su reina, sin timidez, en ocasiones hacía detener su carruaje, se paraba al lado de su puerta y conversaba en el dialecto provenzal, que es muy directo, aunque su armonía cantarina suavizaba lo que de otra forma sería un comentario muy brusco. 

Sus amigas compartían algo de la conversación, y en su forma cordial e ingeniosa, el Obispo de Mazenod respondía de forma brusca y rápida, utilizando expresiones igual de coloridas, mientras incluía algunas ideas espirituales, partiendo después, bendiciendo a las señoras del mercado de pescado que se arrodillaban devotamente.

Las mujeres lo estimaban mucho y en 1848, se nombraron sus guardianas y protectoras, corriendo al palacio episcopal al rumor de que los Republicanos, furiosos por los resultados electorales, planeaban atacarlo. “No tema, Monseigneur”, le dijeron “aquí estamos para protegerlo”.

En realidad no necesitó tanto la “protección”, pues solo se trató de amenazas; aunque si se hubiera tratado de más que eso, las decididas femmes terribles no se habrían detenido en soltar a los atacantes su vocabulario más fuerte y colorido.

Sin embargo, no se debe concluir de estas singulares demostraciones que solo las esposas de los pescadores apreciaban la bondad innata del prelado. Según los testimonios, cuando él iba a pie, la “gente común y pobre lo rodeaba para saludarlo y hablar con él, corriendo tras él”.

 

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ESTAR CERCA DE LA GENTE LE DA UN CONSUELO MARAVILLOSO AL MISIONERO (C8)

“Siempre cerca de la gente con la que trabajan,  los  Oblatos  prestarán constantementeatención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee…”, (Constitución 8)

El Diario de Eugenio está lleno de descripciones que muestran su cercanía a la gente.  Aquí algunos ejemplos:

“Fue necesario subir al sexto piso, pero cuán recompensado es el obispo, consciente de su paternidad espiritual, al verse rodeado por una multitud de buenas personas pobres, que son edificadas al ver a su pastor acercándose así a ellos ¡para consolar a sus ovejas más desamparadas en su sufrimiento y aflicciones! En esas ocasiones, los habitantes de cada piso encienden la luz al frente de sus puertas y se arrodillan para recibir mi bendición; la habitación del paciente se adorna como un repositorio del Jueves Santo, siempre lleno de vecinos caritativos para la ceremonia”.

Diario, Octubre 17, 1838, EO XIX.

En otra visita a una persona pobre:

“Confirmación de una pobre mujer con fuertes dolores, sobre un colchón en el cuarto piso. ¡Cuánto lastima a mi corazón ver personas sufrir de esta forma, ¡aunque también qué alivio poder darles mis palabras de consuelo y la gracia de mi santo ministerio!”

Diario, Diciembre 28, 1838, EO XIX

En esa época, el obispo era el único que podía administrar el sacramento de la confirmación:

“Confirmación en mi capilla de dos soldados que partían a Crimea. Sería interesante hacer una lista de las Confirmaciones [especiales] que tuve oportunidad de realizar a lo largo del año (independientemente de las Confirmaciones en general), ya fuera en mi capilla, en hospitales, o en las casas de los enfermos con quienes me llaman continuamente. Es un buen motivo para dar gloria a Dios por inspirarme a hacer esta tarea asiduamente, con gran beneficio para tantas almas.  Debo admitir, que en cuanto a mi concierne, este ministerio verdaderamente pastoral llena mi corazón con una santa alegría y me consuela, una recompensa real por cumplir esta tarea.  Es en verdad especial cuando llego con un pobre, como hoy.  Nada puede ser tan conmovedor como las señas visibles en los rostros de todos los que deben apresurarse a casa del enfermo para la visita del obispo. En ocasiones es necesario subir al ático por escaleras difíciles. Sin embargo, aunque son bastante oscuras, se iluminan con varias lámparas cerca de los peldaños, que a veces deben subirse con ayuda de la cuerda que sirve como barandal.

Pero una vez que llega al lecho del enfermo, un sentimiento llena al pastor que ha venido a visitar a su oveja que sufre y a proporcionar ayuda religiosa con palabras de aliento o resignación.  La limosna que normalmente sigue a la oración en voz alta, mientras el enfermo está unido a mi interiormente, se acepta con emoción.  Es un día de consuelo para la familia afligida, y de alegría para el pastor en su visita”.

Diario, Enero 13, 1856, EO XXII

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CERCANOS A LA GENTE, SIN IMPORTAR SU NACIONALIDAD EN LA GUERRA (C8)

“Siempre cerca de la gente con la que trabajan,  los  Oblatos  prestarán constantementeatención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee…”, (Constitución 8)

En medio de la guerra con Austria en la que Francia había ganado, el Obispo Eugenio atendía a los heridos en ambos lados del conflicto.  Escribió, con palabras conmovedoras:

“Oficié pontificalmente.  Al final de la Misa Solemne, como se había solicitado, cantamos tristemente el Te Deum. ¿Cómo es posible regocijarse por una pila de cadáveres, por tanta sangre vertida por tan terrible causa?  

Así, después del Te Deum, añadí oraciones por la paz y recité en voz alta el Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace. De antemano tuve la intención de ofrecer la indulgencia de la Misa recién celebrada por las pobres almas de los franceses y austriacos sacrificados en el campo de batalla.

Mi corazón estaba tan apesadumbrado al pensar en tantas víctimas, que busqué algún alivio con un gesto paternal de caridad y visitar a los heridos de ambos países que fueron traídos a nuestro hospital militar.  Esto me ayudó.

A todos esos jóvenes interesantes les conmovió particularmente mi visita.  Me acerqué a la cama de cada uno y mostré un interés real en ellos.  Los austriacos, que muestran más su fe, tomaron y besaron mi mano.  Pude haber besado con gusto sus rostros al sentir su catolicismo, que me hizo sentirlos tan queridos.

Ver a uno de esos heridos, llenó mi corazón de compasión y tristeza: todos ellos, excepto uno, tenían heridas leves, o al menos no amenazaban sus vidas.  Pensé ¿cómo debe ser ver a esos miles de hombres mutilados terriblemente, y las pilas de cadáveres?  ¡Qué vista tan horrible” ¡No es suficiente con maldecir todas las guerras y aun mas por todos los perdidos, como el de hoy, bajo vanos pretextos y una causa tan detestable!

Diario, Junio 12, 1859, EO XXII

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CERCANOS A LA GENTE, PUES TODOS TIENEN EL DERECHO A SER ESCUCHADOS POR SU PASTOR (C8)

“Siempre cerca de la gente con la que trabajan,  los  Oblatos  prestarán constantementeatención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee…”, (Constitución 8)

Uno de los primeros biógrafos de Eugenio, Rey (I, pág. 38), menciona cómo Eugenio se adaptó a estar disponible para todos en su diócesis.  Pasaba cuatro horas en su oficina cada mañana para recibir a quien llegara. En Marsella había personas con cualquier tipo de carencia y era evidente que todas ellas llegaban y eran bienvenidas, sin tener cita ni dar sus nombres.  Después de algunas semanas de ello, Eugenio escribió.

“¡Las audiencias me abruman! ¿Quién será el más indiscreto al pedirme tan enorme ayuda?

Cinco personas me agotaron esta mañana con sus peticiones.  Mr. Fabre, magistrado y consejero municipal… tuvo la paciencia de esperar por más de hora y media para que lo recibiera.  Su perseverancia le ganó una recepción muy amable”.

Más adelante ese año, reflexionó en su diario acerca de una mañana:

“Si fuera a tener mañanas como ésta y de hecho muchas otras iguales antes, muy a menudo, creo no podría continuar.  No se trata solo de dar dinero, sino de ver a los infortunados y darme cuenta de que aun haciendo lo imposible, no puedo atenuar sus necesidades, que es más de lo que puedo soportar. Una viuda que perdió a su esposo en Cayena y no tenía un centavo para vivir o volver a su país.  Un joven belga, saliendo del hospital donde pagó todo su dinero y agotado por su enfermedad y frustración, solo tiene 10 francos que recibió de su cónsul para volver a Bélgica. Una señora mayor, hermana de un sacerdote de la diócesis que falleció hace mucho tiempo, que empeñó todas sus pertenencias y no tiene con qué ir con su hijo, quien le daría aunque fuera un plato de sopa para no morir de hambre”.

Diario, Septiembre 3, 1838, EO XIX

Reflexionando en ellos y otros incontables momentos de estar cerca de su gente, concluyó:

 

“Estas audiencias ocupan todo mi tiempo y aun así son necesarias.  Es la tarea de un obispo recibir a su rebaño. Tengo la alegría de ver a todos satisfechos al salir, por como fueron recibidos.  Debo aconsejar y ayudar, pues todos tienen el derecho a ser escuchados por su pastor».

 

Diario, Septiembre 8, 1838, EO XIX

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CERCANOS A LA GENTE, BUSCANDO TODA OPORTUNIDAD PARA HACERLO (C8)

“Siempre cerca de la gente con la que trabajan,  los  Oblatos  prestarán constantementeatención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee…”, (Constitución 8)

Opuesto al proceder de muchos obispos de su época, quienes eran inaccesibles y daban prioridad a la administración, Eugenio, como Oblato, era diferente. Buscaba cualquier oportunidad para estar cerca de su rebaño:

“Instrucción en las diferentes parroquias, catecismo, visitas a los enfermos en todos los sectores de la ciudad será una forma efectiva de llevarles bien, además de permitirme cumplir las tareas de mi cargo, como me gusta pensar en ellas”.

Comprendía que ser obispo era llevar una vida de servicio en oblación, cercano a los demás.  Con intención de poner su compromiso en práctica, elaboró su agenda diaria: Se levantaría a las 5 am, dedicando 90 minutos a la oración, seguido de un período de estudio de las Escrituras, los Padres de la Iglesia y teología.  De ahí en adelante varias horas en su oficina recibiendo personas. Por la tarde, 30 minutos de oración ante el Santísimo Sacramento y visitas en la ciudad.

Menciona “visitas de cortesía a los conventos”, visitas “en especial a los enfermos y pobres”, y luego “cada parroquia en turno”.

Agenda Diaria, Mayo 1837, EO XV, núm. 186

Un programa sellado por su cercanía a Dios y a su gente.

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CERCANOS A LA GENTE COMO UNA FORMA DE VIVIR NUESTRA OBLACIÓN POR ELLOS (C8)

“Siempre cerca de la gente con la que trabajan,  los  Oblatos  prestarán constantementeatención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee…”, (Constitución 8)

Al convertirse en Obispo de Marsella en 1837, Eugenio hizo una declaración que resumiría los siguientes 24 años de su episcopado: el compromiso de vivir su ministerio como obispo, siempre cerca de la gente de Marsella:

“Sin embargo, debo apegarme a la gente, como un padre a sus hijos.  Mi existencia, mi vida, todo mi ser debe consagrarse a ello.  Solo debo pensar en su bien, no temer mas que no haber hecho lo suficiente por su bienestar y santificación, ninguna otra preocupación que lo que deba abarcar todos los intereses espirituales e incluso de cierta forma, su bienestar temporal.

En una palabra, debo agotarme por ello, estar listo para sacrificar mi esparcimiento, mi deseo, mi descanso, la vida misma por ella”. 

Retiro en preparación para tomar posesión de la sede episcopal de Marsella, Mayo 1837, EO XV, núm. 185.

“¡Debo apegarme a la gente como un padre a sus hijos!”  ¿Cuánto más era posible acercarse a la gente?  Al seguir el ejemplo de cercanía de Jesús, su Salvador, el Obispo Eugenio estaba listo para dar todo por su gente, a agotarse, a estar listo para sacrificar incluso la vida misma.  Vemos brillar el corazón Oblato en el obispo diocesano: estar cerca de la gente significaba vivir en oblación por ellos. “En una palabra, debo agotarme por ello, sacrificar mi esparcimiento, mi deseo, mi descanso, la vida misma por ella”.

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DEBEMOS SIEMPRE PRESTAR ATENCIÓN A LA MENTALIDAD DE LA GENTE (Regla 8 a)

“Siempre cerca de la gente con la que trabajan,  los  Oblatos  prestarán constantementeatención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee…”, (Constitución 8)

“Prestando atención a la mentalidad de la gente, aceptaremos dejarnos enriquecer por su cultura y sus tradiciones religiosas” (Regla 8 a)

Como Oblato y Obispo, Eugenio estaba consciente de y apreciaba la importancia de las costumbres locales (aun cuando no siempre estuviera de acuerdo con ellas).  Permitía que la gente mezclara las costumbres populares y folclor con su expresión de fe, mientras los acercara a Dios.  Recordando una procesión por las calles de la ciudad con una estatua de María, describió el ambiente de una celebración alegre con música militar, fuegos artificiales y adornos festivos en las casas y multitudes en vestidos de fiesta por las calles.  Concluyó:

“Así se hacen las cosas en Marsella.  No todo es devoción, pero una ceremonia religiosa siempre es un espectáculo interesante para la gente”.

Diario, Marzo 26, 1838, EO XIX,

La procesión de Corpus Christi incluía un buey montado por un niño que representaba a Juan Bautista.  El día anterior se llevaba al buey para una bendición.  Leemos en su diario:

“Visita del buey para la procesión de Corpus Christi. La intención era llevar al animal a la gran sala.  La gente había invadido la residencia del obispo. Me vi obligado a honrar tan bella visita y todos mostraron gran interés”.

Diario, Junio 11, 1838, EO XIX

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CERCA DE LA GENTE QUE NOS ENRIQUECE CON NUEVAS PERSPECTIVAS DEL EVANGELIO

“Siempre cerca de la gente con la que trabajan,  los  Oblatos  prestarán constantementeatención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee…”, (Constitución 8)

“Trabajando con los pobres y los marginados nos dejaremos evangelizar por ellos, pues a menudo nos hacen escuchar de forma nueva el Evangelio que anunciamos”.

En 1850 Eugenio visitó a los Oblatos en Inglaterra y estaba muy orgulloso de su cercanía a los pobres, escribiendo:

“Fui a Liverpool, donde me esperaba otra maravilla.  Como sabes, nuestros Padres están a cargo del distrito de la Santa Cruz, habitado por un gran número de pobres islandeses, a quienes prodigan la ayuda de la religión.  Sería muy largo describirte todo lo que se hace en esa humilde choza que usan como capilla y que está repleta seis veces los domingos”.

Carta al P. Henri Tempier, Julio 10, 1850, EO III núm. 42

Algo de contexto al respecto:

“Esta parte de la ciudad era una vasta zona marginal en el puerto, albergando a miles de inmigrantes irlandeses que habían dejado su país por las hambrunas devastadoras de 1845 y 1847.  Muchos usaron Liverpool como punto de inicio para ir a otros lugares, aunque miles permanecieron en el área en las peores condiciones.  Estaba conformado por sucias viviendas unidas por patios sin ventilación, contaminados por alcantarillas abiertas y montones de basura. Para fines de 1847 había en Liverpool más de 300,000 inmigrantes irlandeses pobres y asolados por la fiebre, que habían huido de las hambrunas.  La gran mayoría de ellos conformaban la parroquia que se estimaba tenía cerca de 11,000 católicos, incrementándose a la llegada de cada barco proveniente de Irlanda”.

(https://www.omiworld.org/lemma/liverpool-holy-cross-parish-1850-2001/)

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CERCA DE LA GENTE – SE HICIERON COMO NOSOTROS

A casi 200 años de nuestra fundación, un Oblato narra su experiencia:

“Recuerdo muy bien, cómo cuando era joven, en la frontera con México, en Laredo, Texas, admiraba a esos hombres que habían venido de lejos.  Provenían de Bélgica, Irlanda, España, Holanda e incluso los misioneros de Chicago eran vistos como “extranjeros”, por venir de lejos. Aunque en esa época no se hablaba de “inculturación” como hoy, se adaptaron muy bien a la cultura de una ciudad en la frontera con México. Aprendieron nuestro idioma, comían nuestra comida “picante”, participaban en nuestras fiestas familiares y públicas, defendían nuestros derechos humanos, se preocupaban por nuestra educación y desarrollo social y económico. ¡Se hicieron como nosotros!”.

Gilberto Piñón Gaytán, omi

Oblatio 3 (2014) p.161

https://www.omiworld.org/wp-content/uploads/Oblatio-2-14-txt-stampa.pdf

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CERCA DE LA GENTE POR CUALQUIER MEDIO POSIBLE

“Siempre cerca de la gente con la que trabajan,  los  Oblatos  prestarán constantementeatención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee…”, (Constitución 8)

La cercanía de los Misioneros con la gente siempre les hacía favorecer a los humildes, aunque no excluyendo el derecho de los demás al beneficio de la salvación.  Para muchos de los primeros Oblatos, esto no era problema, puesto que no podían predicar hábilmente en francés, ni tenían la amplia educación de Eugenio ni la capacidad intelectual de alguien como Guibert. Esto en ninguna forma era visto como algo negativo.  Los Jesuitas predicaron una misión en Gap en 1823 con algunos de los Oblatos y Eugenio se refirió a una carta recibida del superior Jesuita:

“…solo dice que habiendo sido prevenido de que el Padre Mie y el Padre Touche no serían populares estando acostumbrados a solo predicar en provenzal, no los hizo predicar: que eran buenos en la instrucción del catecismo, que es más útil al ignorante que los bellos discursos”.

Carta a Marius Suzanne, Noviembre 29, 1823, O.W. 6, núm. 121

Lo que algunos consideraban debilidad, era de hecho su fortaleza: estar cerca de e instruir a los pobres en lo que era Dios para ellos.

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