ESTAR CERCA DE LA GENTE LE DA UN CONSUELO MARAVILLOSO AL MISIONERO (C8)
“Siempre cerca de la gente con la que trabajan, los Oblatos prestarán constantementeatención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee…”, (Constitución 8)
El Diario de Eugenio está lleno de descripciones que muestran su cercanía a la gente. Aquí algunos ejemplos:
“Fue necesario subir al sexto piso, pero cuán recompensado es el obispo, consciente de su paternidad espiritual, al verse rodeado por una multitud de buenas personas pobres, que son edificadas al ver a su pastor acercándose así a ellos ¡para consolar a sus ovejas más desamparadas en su sufrimiento y aflicciones! En esas ocasiones, los habitantes de cada piso encienden la luz al frente de sus puertas y se arrodillan para recibir mi bendición; la habitación del paciente se adorna como un repositorio del Jueves Santo, siempre lleno de vecinos caritativos para la ceremonia”.
Diario, Octubre 17, 1838, EO XIX.
En otra visita a una persona pobre:
“Confirmación de una pobre mujer con fuertes dolores, sobre un colchón en el cuarto piso. ¡Cuánto lastima a mi corazón ver personas sufrir de esta forma, ¡aunque también qué alivio poder darles mis palabras de consuelo y la gracia de mi santo ministerio!”
Diario, Diciembre 28, 1838, EO XIX
En esa época, el obispo era el único que podía administrar el sacramento de la confirmación:
“Confirmación en mi capilla de dos soldados que partían a Crimea. Sería interesante hacer una lista de las Confirmaciones [especiales] que tuve oportunidad de realizar a lo largo del año (independientemente de las Confirmaciones en general), ya fuera en mi capilla, en hospitales, o en las casas de los enfermos con quienes me llaman continuamente. Es un buen motivo para dar gloria a Dios por inspirarme a hacer esta tarea asiduamente, con gran beneficio para tantas almas. Debo admitir, que en cuanto a mi concierne, este ministerio verdaderamente pastoral llena mi corazón con una santa alegría y me consuela, una recompensa real por cumplir esta tarea. Es en verdad especial cuando llego con un pobre, como hoy. Nada puede ser tan conmovedor como las señas visibles en los rostros de todos los que deben apresurarse a casa del enfermo para la visita del obispo. En ocasiones es necesario subir al ático por escaleras difíciles. Sin embargo, aunque son bastante oscuras, se iluminan con varias lámparas cerca de los peldaños, que a veces deben subirse con ayuda de la cuerda que sirve como barandal.
Pero una vez que llega al lecho del enfermo, un sentimiento llena al pastor que ha venido a visitar a su oveja que sufre y a proporcionar ayuda religiosa con palabras de aliento o resignación. La limosna que normalmente sigue a la oración en voz alta, mientras el enfermo está unido a mi interiormente, se acepta con emoción. Es un día de consuelo para la familia afligida, y de alegría para el pastor en su visita”.
Diario, Enero 13, 1856, EO XXII
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