LA REGLA COMO REFLEJO DEL EVANGELIO

Las misiones en el extranjero eran un reto para Eugenio, pues los Oblatos enviados a Canadá y Ceilán eran muy jóvenes y no habían tenido suficiente tiempo de formación humana y misionera, además de necesitar guía. Las cartas desde Marsella tardaban meses en llegar a ellos, aunque era la única forma en que el Fundador podía alentarlos. Constantemente les recomendaba utilizar dos principios fundamentales para mantenerse enfocados: su superior Oblato y la fidelidad a la Regla Oblata.

“Les encomiendo siempre la unión entre ustedes y la mayor deferencia por quienes ocupan el lugar de Dios […]”.

En segundo lugar y lo más importante, la Regla de Vida Oblata resumía y aplicaba el Evangelio a todos los aspectos de la vida de los Oblatos.

“Si se meditara un poco más sobre la santa Regla que la Iglesia nos ha dado, ¡cuántas faltas se hubiesen evitado!”.

Carta al P. Augustin Gaudet en Montreal, Abril 29, 1848, EO I núm. 94

REFLEXIÓN

Augustin Gaudet había escrito a Eugenio el día anterior a su partida como misionero en el extranjero:

«Además, llevaré mi libro de Reglas. Contiene su consejo salvador, su voluntad y todo lo que hay en su corazón. Así siempre estará presente con su hijo, y lo leeré a menudo, besándolo. Será mi refugio y mi consuelo en el sufrimiento. Estoy convencido de que la Regla me santificará y es a través de ella que santificaré las almas. Juro fidelidad a ella y amor por siempre…”. (https://www.omiworld.org/es/lemma/gaudet-augustin/

Como miembro de la familia carismática Mazenodiana, ¿reconozco mi espiritualidad y misión a la luz del carisma y estilo de vida expresada en las Contitucioes y Reglas Oblatas? Para los sacerdotes y hermanos Misioneros Oblatos, es nuestra Regla de Vida la que ilumina todas nuestras acciones.  Para los miembros laicos de la Familia, las secciones que aplican a su estado de vida, tienen la intención de dar luz y vida.

Publicado en Uncategorized | Deja un comentario

LA OBLACIÓN PROPORCIONA ALEGRÍA

Al escribir al P. Augustin Gaudet de 26 años en Canadá, quien había sido ordenado unos días antes de salir para su misión, Eugenio exclamaba:

“Me alegra ver que estás feliz y con todo ello concluyo que Dios te bendecirá. «Dios ama al que da con alegría» [ed. 2 Corintios 9:7]

Carta al P. Augustin Gaudet en Montreal, Abril 29, 1848, EO I núm. 94

Eugenio había escrito en su diario en septiembre del año anterior, un día antes de la partida del P. Augustin:

“Es en verdad un motivo para llorar de alegría, el tener hombres de ese temple en nuestra congregación”.

Diario de Eugenio de Mazenod, Septiembre 24, 1847, EO XXI

REFLEXIÓN

«Que cada uno de según su conciencia, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al que da con alegría. Dios por su parte, tiene poder para colmarlos de dones, de modo que teniendo siempre y en todas las cosas lo suficiente, les sobra incluso para hacer toda clase de cosas buenas» (2 Corintios 9:7-8)

Publicado en Uncategorized | Deja un comentario

DIRÁS QUE COMEMOS NUESTRO TRIGO AÚN VERDE

El Obispo de Mazenod era una persona ocupada que cuidaba de la Congregación Oblata y la Diócesis de Marsella al mismo tiempo.  Entre sus múltiples ocupaciones trataba de escribir a los Oblatos.

“He aquí, mi querido Padre Semeria, todo lo que pude escribirte del 9 al 11 de mayo hasta ahora que vuelvo a tomar, no diré mi pluma que no he dejado desde entonces, sino esta hoja que te estaba destinada. En el intervalo he escrito a toda América del Norte”.

En Canadá las oportunidades misioneras se presentaban rápidamente, pues las necesidades se percibían más clara y fuertemente: miles de personas cuya fe requería un nuevo impulso o que nunca habían escuchado el Evangelio.  Eugenio deseaba dar respuesta, pero no contaba con personal suficiente para enviar.  Los jóvenes Oblatos que aun no terminaban sus estudios y formación estaban ansiosos por ir, prometiendo terminar en Canadá.

“Hoy mismo se embarcan a Canadá cuatro de nuestros Hermanos y un Converso. Solo hay un sacerdote entre ellos, un diácono a quien conferí esa orden al día siguiente de haberlo hecho subdiácono, y dos menores, que empezarán teología con el P. Allard, quien se encargará de enseñarles en Longueuil; el diácono sólo ha cursado un año. Dirás que comemos nuestro trigo aún verde; pero harán sus estudios tan bien en Longueuil como aquí, y se aclimatarán al país al mismo tiempo que aprenden las lenguas. Por otra parte, había que aprovechar un barco que salía directamente de Marsella a Boston, con la ventaja de ahorrarnos de cinco a seiscientos francos por cada uno”.  

Carta al P. Étienne Semeria en Jaffna, Mayo 9, 1848, EO IV núm. 3

REFLEXIÓN

El celo de Eugenio por la salvación de las almas le llevó a ser optimista en sus planes para esos jóvenes, y el deseo de que aprendieran el lenguaje y la cultura local.  El celo por evangelizar a menudo significaba que su promesa de terminar los estudios no fueran prioridad, y que con frecuencia no se cumpliera.  Más adelante Eugenio se dio cuenta de su error e insistía en terminar el proceso de formación antes de enviarlos a la misión.

En nuestra visión actual: «Partiendo de una visión de fe personal y coherente, los escolásticos serán capaces de presentar el Evangelio de forma que llegue y mueva los corazones de sus contemporáneos. Por encima de todo, asimilarán en la oración lo que estudian y vivirán lo que aprenden, para hacerse así testigos fidedignos del mensaje que van a predicar.» (CC&RR Regla 66 b)

Publicado en Uncategorized | Deja un comentario

TODOS NUESTROS MISIONEROS, SIN EXCEPCIÓN, ESTÁN SIN COMPRENDER

La diócesis del Obispo de Montreal era enorme, llevándole a decidir solicitar que se separara una parte para formar una nueva diócesis: la Diócesis de Bytown (Ottawa actualmente).  Sugirió el nombre del Padre Guigues para dirigirla, quien había demostrado ser competente como superior de los Oblatos en Canadá. Al principio Eugenio estuvo en contra de ello, pues dependía grandemente en las habilidades de liderazgo del P. Guigues para mantener la unidad en la vida y misión de los Oblatos.  Con el tiempo, Eugenio vio la posibilidad de que el P. Guigues continuara como superior Oblato, al mismo tiempo que como obispo.  Así fue como inició la tradición de que el Obispo Oblato fuera el superior «provincial», una práctica que duraría por cerca de un siglo.

Los Oblatos estaban descontentos con el suceso, como vemos en la carta de Eugenio al Obispo Bourget:

“¿Cree usted Monseñor, que no hubiese sido necesaria una pequeña carta al darse cuenta de la tempestad que habría desatado la resolución tomada y que mi confianza en usted me habría llevado a apoyar? He tenido bastantes malos ratos a causa de esa especie de vértigo que rondaba todas las cabezas… El hecho es que me vi obligado a escribir de modo muy severo para hacer cesar todo el chismorreo”.

Al final, Eugenio le recuerda al Obispo Bourget de su papel especial en la vida de los Oblatos y le pide darles confianza en que el nombramiento de Guigues como Obispo de Bytown sería algo positivo, y no una señal de destrucción de la misión de los Oblatos…

“Sea lo que fuere, le pido escribirme ampliamente sobre todo ello. No es necesario recordarle que más que nunca debe ser el padre de nuestros Oblatos de María. Se sienten debilitados por la elección de su Superior a la Sede a la que le ha asignado. Junto con él, ayúdennos a tranquilizarlos, como no he dejado de hacerlo por mi parte”.

Carta al Obispo Bourget de Montreal, Febrero 12, 1848, EO I núm. 93

REFLEXIÓN

“Cuando se escribe en chino la palabra ‘crisis’, ésta se compone de dos caracteres: uno representa al peligro y el otro representa la oportunidad”. (John F. Kennedy)

Publicado en Uncategorized | Deja un comentario

TIENE BUEN CORAZÓN Y HAY QUE AÑADIR QUE HA MOSTRADO UNA GRAN GENEROSIDAD QUERIENDO ASEGURAR SU SALVACIÓN POR UN CAMINO TAN DIFÍCIL

En las entradas anteriores (http://www.eugenedemazenod.net/esp/?p=4375 y subsecuentes), conocimos al P. Pierre Fisette de Canadá, que fue enviado a trabajar en Francia.  Era alguien muy agradable, aunque su vanidad, falta de piedad y devoción había preocupado a Eugenio, a quien desesperanzaba su comportamiento.  La perseverancia de Eugenio tuvo éxito, como vemos en esta carta que escribió al Obispo Bourget de Montreal.

“Le diré dos palabras de los canadienses que están aquí. Fisette se ha fijado en la Trapa después de pasar por La Cartuja. Está como novicio desde hace unos meses en Aiguibelles […]
 
Pido a Dios que Fisette persevere en La Trapa; me ha escrito varias veces y yo a él, porque tiene en la Congregación y para mí personalmente, un gran afecto. ¡Pobre hijo! También le quiero, tiene buen corazón y hay que añadir que ha mostrado una gran generosidad queriendo asegurar su salvación por un camino tan difícil. Es heroísmo. Rece Monseñor también por él, y no me olvide jamás ante el Señor en correspondencia a la veneración y amistad que tengo para usted”.

Carta al Obispo Bourget de Montreal, Febrero 12, 1848, EO I núm. 93

La conversión de Fisette no fue algo pasajero. Continuó como monje Trapense por 30 años hasta su muerte en el monasterio Trapense que fundó en Staouéli en Algeria.

REFLEXIÓN

Santa Mónica rezó diecisiete años por la conversión de su hijo y cuando fue así, pudo decir: “Hijo, por mi parte ya no encuentro dicha en nada de este mundo. No sé que hago todavía aquí y por qué sigo, ahora que ya no espero nada de él.  Había algo por lo que deseaba permanecer un poco más en esta vida, y era verte como cristiano católico antes de morir.  Dios me lo ha otorgado en sobreabundancia y ahora que te veo como Su siervo, con desdén por toda la felicidad mundana, qué hago aquí entonces?

Publicado en Uncategorized | Deja un comentario

MIEMBROS HONORARIOS DE LOS MISIONEROS OBLATOS (HOMI)

A lo largo de la historia misionera de los Oblatos, invariablemente encontramos en algún lugar a las Hermanas religiosas, brindando servicio misionero desinteresado según su carisma: catequistas, maestras de escuela, enfermeras y generosas cooperadoras en lo que fuera necesario para el éxito de las misiones.

Durante toda su vida, Eugenio reconoció con gratitud la importancia de las diferentes congregaciones de Hermanas. A continuación vemos un ejemplo de su reconocimiento al servicio de las Hermanas al ministerio de los Oblatos canadienses, pero en especial por el cuidado de quienes habían caído enfermos por la epidemia de tifo.  Les otorgó compartir por completo los beneficios espirituales de la Familia Oblata, a la que hoy nos referimos como “Oblatos Honorarios” (HOMI)

“Aunque las leyes de la caridad cristiana nos imponen pedir a Dios por todo el mundo, nos sentimos sin embargo aun más obligados a hacerlo por las personas a quienes debemos agradecer el servicio espiritual y temporal prestado a los miembros de nuestra Congregación. Por ello, mis Señoras, habiéndome enterado de la caridad y el celo incansable que han otorgado a los Oblatos de María Inmaculada establecidos en Canadá, deseamos darles un testimonio de nuestro agradecimiento. Confiando así en la misericordia divina y la poderosa intercesión de la Santísima e Inmaculada Virgen María, nuestra Patrona, con la autoridad que Dios nos ha otorgado y a pesar de nuestra indignidad, les concedemos por siempre la plena y total comunicación de todos los sacrificios, oraciones, penitencias y de todas las obras de piedad y de celo que por la gracia de Dios se hacen y se harán en el futuro en las diversas casas de nuestro Instituto, tanto en América como en las demás partes del mundo, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Pedimos a Nuestro Señor Jesucristo, quiera en el cielo ratificar esta promesa y compromiso, para que supliendo Él mismo nuestra indignidad con el tesoro inagotable de sus méritos, les colme, mis Señoras, con todas las gracias y bendiciones celestiales en esta vida, y les recompense luego con la corona de una gloriosa eternidad.

Dado en Marsella, bajo nuestra firma, el sello de nuestras armas y la firma del Secretario de la Congregación, el 24 de mayo de 1848.

+ C. J. Eugenio, Obispo de Marsella. S. G.”.

A las Hermanas hospitalarias de San José del Hospital de Montreal, EO I núm. 98

Publicado en Uncategorized | Deja un comentario

ELEVO LA VOZ EN MEDIO DE LA IGLESIA, DESEANDO QUE RESUENE EN TODA FRANCIA

A menudo se mencionaba que el corazón de Eugenio era tan grande como el mundo. Su visión se amplió más allá de las fronteras de Francia con sus misioneros en varios continentes, para estar en unidad con la Iglesia universal. Como Obispo de Marsella, invitaba a sus fieles a responder a las necesidades de los católicos que sufrían dificultades en varias partes del mundo. Una de esas ocasiones fue con la epidemia de tifo en Canadá, en que escribió al Obispo de Montreal:

«… en la angustia que le ha dejado la terrible enfermedad que ha diezmado a su clero y le colocó a usted mismo cercano a la muerte.
 
Entre todos los Obispos católicos del mundo me intereso por su difícil situación. Viéndole abatido bajo el peso de la adversidad, no dejo de dirigir deseos al Señor. A mis ojos el mal era demasiado grande como para no intentar algo más poderoso. Así pues, elevo la voz en medio de la Iglesia, deseando que resuene en toda Francia, con la esperanza de atraer con mi ejemplo a otros Obispos a hacer lo mismo.
 
Indico oraciones públicas en toda mi diócesis. En cada Misa se hará una Colecta, Secreta y Postcomunión, para incitar al fervor a todas las almas y entre los sacerdotes; el pueblo se unirá a esas oraciones y su caridad será a favor de su necesidad, cada vez que el Santísimo Sacramento salga del Sagrario para bendecir a la multitud. Mis diocesanos también corresponden a mi pensamiento, uniendo sus deseos a los míos, rezando con fervor y logrando lo que confío pedimos con perseverancia, y al menos no ha muerto ninguno de sus sacerdotes, desde que se ha invocado al Señor sobre ellos”.

Carta al Obispo Bourget de Montreal, Febrero 12, 1848, EO I núm. 93

REFLEXIÓN

“Si podemos cultivar el preocuparnos por los demás manteniendo en mente la unidad de la humanidad, podremos construir un mundo más compasivo”.   (Dalai Lama)

Publicado en Uncategorized | Deja un comentario

NUNCA PERDÍ LA ESPERANZA, TENGO UNA CONFIANZA SIN LÍMITES EN LA BONDAD DE DIOS Y LA PROTECCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

En septiembre de 1847 el Obispo de Mazenod ordenó sacerdote al P. Jean-Pierre Bernard (de 24 años) y unos días después salió a Canadá. El mismo día también fue ordenado el P. Augustin Gaudet, y los dos viajaron juntos a Canadá. Eugenio escribió a Gaudet:

“El buen P. Bernard que soportó con tanta fortaleza la travesía, fuerte él también, bien constituido, le veía a un paso de la muerte, sintiendo una gran pena. Pero nunca he perdido la esperanza, tengo una confianza sin límites en la bondad de Dios y la protección de la Santísima. Virgen”.

Carta al P. Gaude en Montreal, Abril 29, 1848, EO I núm. 94

Dios escuchó las oraciones y Jean-Pierre recuperó la salud, siendo un misionero lleno de celo en Canadá, los EU y Francia por los siguientes 37 años.

REFLEXIÓN

“Las circunstancias que le pedimos a Dios CAMBIAR, son a menudo las circunstancias que Dios utiliza para CAMBIARNOS”. (Mark Batterson)

Publicado en Uncategorized | Deja un comentario

HAGO COMO SI NO FUESE A OCURRIR Y REZO CON CONFIANZA

Al continuar con la reflexión salida de su corazón acerca del joven Oblato Jean-Pierre Bernard, quien acababa de llegar a Canadá y agonizaba por el tifo, Eugenio confía en su diario:

“Tras su ordenación como subdiácono, este querido hijo creció rápidamente en la virtud. Su generosidad era a toda prueba. Al pasar por París, fue a besar la lengua del mártir Perboyre y me escribía.  ¿Saben por qué? ¡Se sentía feliz de sacrificarse por la salvación de los infieles! Su corazón estaba lleno de agradecimiento por mi amor hacia él. No olvidaré jamás cuando vino a recibir mi última bendición, y desde su lecho de muerte, ¡cuántas cosas conmovedoras me mandó decir!

El obispo de Montreal ha ordenado se haga una novena por él, y aun esperamos su curación. […] Temo que el Señor lo haya encontrado maduro para el cielo y se lleve a este buen obrero antes incluso de haber podido cumplir todo lo que su buena voluntad le inspiraba. Es un gran sacrificio que el buen Dios me exige. Hago como si no fuese a ocurrir y rezo con confianza. ¿Quién sabe si Dios, previendo estas oraciones que surgen del fondo de mi corazón, que me inspiran confianza en su misericordia, me habrá otorgado  conservar a este precioso hijo? Este pensamiento me sostiene en espera del primer correo de América.

Diario de Eugenio de Mazenod, Marzo 6, 1848, EO XXI

REFLEXIÓN

“La oración es un acto de amor; no son necesarias las palabras. Incluso si la enfermedad distrae los pensamientos, todo lo que se necesita es la voluntad de amar” (Santa Teresa de Ávila)

Publicado en Uncategorized | Deja un comentario

¡DIOS MÍO, QUÉ NUEVA PRUEBA!

En septiembre de 1847 el Obispo de Mazenod ordenó sacerdote al P. Jean-Pierre Bernard (de 24 años) y unos días después salió a Canadá.  Al poco tiempo de su llegada a ese país, Eugenio recibió la noticia de que:

“nuestro tan bueno y ferviente P. Bemard está tan mal que ese mismo día recibió los últimos sacramentos. Esta noticia en verdad me ha dejado desolado. ¡Qué más podríamos esperar de la entrega por Dios y la salvación de las almas de este ferviente misionero, con su bella voz, su fuerte salud! ¡Dios mío, qué nueva prueba!

Diario de Eugenio de Mazenod, Marzo 6, 1848, EO XXI

Epidemia de tifo en Canadá:

“En 1847-1848 se registró un brote de tifo mortal al este de Canadá, ocasionado por una gran inmigración debido a la Gran Hambruna en Irlanda.  Los barcos atestados que llegaban con cerca de 90,000 migrantes fueron los medios de infección, que se conocieron como “barcos ataúd”.  Se construyeron barracas para mantener en cuarentena a quienes se infectaron, que fueron lugares de gran sufrimiento y muerte.  En Montreal se registraron entre 3,500 y 6,000 muertes por tifo y más de 4,000 en Ontario.  Entre los religiosos que respondieron, como las Monjas Grises, las Hermanas de la Providencia y los Oblatos entre otros, hubo muchos contagios y varias muertes.  El Obispo Bourget de Montreal apeló a los católicos de Quebec para dar ayuda a sus hermanos católicos.  Muchos adoptaron niños que quedaron huérfanos a causa de la epidemia”.
Ver:
https://en.wikipedia.org/wiki/1847_North_American_typhus_epidemic#Bytown_(Ottawa)

REFLEXIÓN

“La pandemia ha sido una época terrible para muchas personas en todo el mundo, pero también nos ha recordado lo que realmente importa: las personas en nuestras vidas y el amor que les tenemos”. (Ananya Birla)

Publicado en Uncategorized | 1 comentario