En cuanto a los honores que les gusta decir que solicito sin poderlos conseguir, tienen que saber que me bastaría con inclinarme para tenerlos;
No son honores lo que Eugenio anhela – ya ha encontrado el tesoro de Dios en la comunidad y el ministerio pastoral al que se han comprometido:
pero no saben toda la fuerza y toda la extensión del afecto que siento por vosotros en primer lugar, que sois mis hermanos, mis amigos, otros yo mismo, y luego el interés que me inspiran las almas de esa juventud, que ha sido tan cruelmente abandonada a sí misma, mientras no me encargué de conducirla por el buen camino, empleando los medios que estaban en poder de los párrocos para utilizarlos y que debieron por consiguiente emplear como yo he hecho con la gracia de Dios y como lo hacéis conmigo; si conocieran, digo, mis sentimientos sobre el particular, dejarían de sorprenderse de que renuncie a los honores que me han sido ofrecidos, para reintegrarme a esa querida familia, simple sacerdote, como para aguantar de nuevo todas las perfidias por las que ya he padecido tan crueles heridas..
Carta a Henri Tempier, el 24 de noviembre 1817, E.O. VI n. 30