MIS FALTAS PROVIENEN PRECISAMENTE DE QUE ESTOY OCUPADO POR DIOS

En vez de permanecer culpándose de sus faltas, Eugenio las analiza dentro de un contexto más amplio. Siendo misionero, necesita evaluarse a la luz de ofrendar su vida a Dios y al prójimo. Es su oblación la fuerza que guía su vida.

Pero no puedo quitarme de la cabeza, y menos todavía del corazón, que, deseando procurar la gloria de Dios y la salvación de las almas que él rescató con su sangre, con todos los medios a mi alcance, aunque eso me costara sacrificar la vida, no puedo creer que este bondadoso Señor no me disculpe de nada, sobre todo cuando pienso que mis faltas provienen precisamente de que estoy ocupado, me parece que por su voluntad, en las obras de su gloria y de la salvación del prójimo.
¿Será todo esto una ilusión? ¿Será temeridad? No lo sé. Escribo lo que pienso, sin ostentación, sin afectación, pero con la voluntad de trabajar con todas mis fuerzas por corregirme y por obrar mejor en el futuro. Dios sabe que necesito esta confianza para actuar; por eso justamente parece que él me la da.

Notas de retiro, julio-agosto 1816, E.O. XV n 139

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