AIX COMO LUGAR DE DISCERNIMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA

Nuestra historia familiar hasta ahora:

  •  Estamos en el año 1816 y la comunidad de Misioneros de Provenza se une en Aix, Provenza, el 25 de enero.
  •  Ellos redactan la dirección fundamental de su vida juntos y la presentan a las autoridades diocesanas.
  •  Luego comenzaron un tiempo de oración y de reflexión, realizando un retiro de preparación para llevar a cabo sus ideales en un modo práctico en la misión del pueblo de Grans, que iniciaron cuatro de ellos el 11 de febrero. Henri Tempier permaneció en Aix para cuidar la casa, la congregación de la juventud y el ministerio local que estaba comenzando a tomar forma en torno a la nueva comunidad de Aix.
  •  La misión en Grans duró cinco semanas y estuvo repleta de actividades, encontrando difícilmente algún tiempo para la pausa y el descanso. Los exhaustos Misioneros retornaron a Aix, tanto con la experiencia de haber trabajado juntos en una misión como habiendo sido ayudados a clarificar algunas de sus ideas. Icard fue expulsado por no ser adecuado para este estilo de vida (cf. Entrada del 3 de marzo 2011) y en Eugenio nació la convicción de la necesidad de un compromiso más formal.
  •  Consecuentemente, él y Henri Tempier hicieron sus votos el Jueves Santo, un 16 de Abril.
  •  La Iglesia había sido reparada y estaba abierta al público el Domingo de Ramos.
  •  Después de Pascua, la casa entera llegó a ser habitable para los misioneros. Habían empleado este tiempo en organizar la casa, en preparar la siguiente misión y en desarrollar la casa y la iglesia, gradualmente, como un lugar de misión permanente.
  •  La vida comunitaria era complementada con la misa diaria, el sermón y las oraciones de la tarde en la iglesia para la gente, los encuentros de la congregación de la juventud los Jueves y Domingos, las confesiones tres días a la semana en la Iglesia y el comenzar a recibir a personas para hacer retiros.

Todo esto se desarrolló gradualmente, como respuesta de los Misioneros a las situaciones que estaban a su alrededor. De este modo creció su misión y, a su vez, se fue clarificando.

Hoy continuamos viviendo la misma dinámica en nuestra casa de Aix. De la misma manera en la que Eugenio y sus primeros compañeros intentaron discernir la voluntad de Dios para ellos mediante sus actividades cotidianas, así también continuamos en este mismo momento, como Congregación de los Oblatos, comprometidos en un discernimiento para establecer una comunidad internacional aquí, con el objetivo de realizar una misión un tanto diferente a la que estamos llevando a cabo hoy. Cualquiera que sea la dirección tomada, el objetivo subrayado ha de ser fiel tanto a la inspiración fundante de Eugenio como a las necesidades que el siglo XXI nos está invitando a responder.

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