Estaban tan convencidos de hacer estos votos que querían compartir con todos lo que habían experimentado. Oraron para que sus otros compañeros llegaran a la misma apreciación:
,… y pedimos a este divino Maestro que, si era su voluntad bendecir nuestra obra, hiciera comprender a nuestros compañeros y a los que en el futuro se nos asociaran, lo que vale esta oblación a Dios de nosotros mismos cuando se le quiere servir sin reservas y consagrar la vida a la propagación del santo Evangelio y a la conversión de las almas. …
Rambert I, p. 187
Encuentro conmovedor que se rezara aquella noche por “aquellos que se unirán a nosotros en el futuro”. Eso significa que Eugenio rezó por mí y por cada persona que se ha unido a su sueño, como parte de ¡la gran familia Mazenodiana! La oración de Eugenio refleja la oración de Jesús en la última cena: “No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno” (Juan 17, 20).