ENCONTRAMOS NUESTRO SOPORTE EN LA AMISTAD Y EN LA VIDA FRATERNAL.

“Cuentan con la amistad y la vida fraterna, con el compromiso apostólico para con todos,” es la llamada de hoy a cada oblato en nuestra Regla de Vida (Constitución 18). Su origen es claramente visible desde los primeros momentos de la vida comunitaria para Eugenio. Escribiendo a Henri Tempier desde su primera misión en Grans, Eugenio quiere hacerle participe de la experiencia apostólica que están viviendo. Intercalado con las noticias de la misión, encontramos expresiones de amistad y de calidez fraterna.

Diez veces al día me acuerdo de vosotros …

Los Misioneros están viviendo la emoción de su primera misión juntos, y esta primera experiencia sería recordada y tenida como un punto de referencia para el resto de sus vidas, aún cuando Henri Tempier no hubiera podido estar con ellos. Por eso Eugenio reconoce afectuosamente esto:

Sentiré toda mi vida que no haya estado con nosotros, pero Dios os tendrá en cuenta vuestro sacrificio. …
Os abrazo de todo corazón, como mi hermano querido que sois. Adiós, adiós.

El soporte en la amistad y en la vida fraternal que Eugenio vivió con Henri Tempier y la comunidad se desbordaba hacia los miembros de la Congregación de la juventud en Aix. Ellos no eran considerados meros “beneficiarios” del compromiso apostólico de los Misioneros, sino como “nuestros amigos”.

Mil amistades a nuestros grandes y pequeños amigos; pienso en ellos todos los días en el santo sacrificio; que no me olviden.

Carta a Henri Tempier desde Grans, el 24 de febrero 1816, E.O. VI n. 10

Este afecto fraternal es claro desde una de las primera de las cartas que Henri Tempier escribió a Eugenio, justo unos días antes de dejar Arles para ir a vivir definitivamente a Aix:

Santo amigo y verdadero hermano, no sé cómo agradecer todo lo que ha hecho por mi salvación. Usted es de verdad el amigo más querido de mi corazón. Yo le quería antes, tenía por usted una estima muy especial, y no dejaba de hablar de usted siempre que me encontraba con mis amigos; pero desde que usted puso en mí sus ojos para asociarme a sus trabajos apostólicos y hacerme partícipe de los frutos de santidad que nos esperan en nuestra querida Congregación, solo puedo ya pensar en usted con grandes sentimientos de gratitud y dar gracias constantemente a Dios porque le ha inspirado ese designio de misericordia para conmigo.

Carta de Henri Tempier a Eugenio de Mazenod, el 20 de diciembre 1815, Collection Écrits oblats II, 2, Choix de lettres n.11

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