LA MISIÓN DE DIOS CUENTA CON NUESTRA FAMILIA OBLATA (Constitución 5)
“La Congregación entera es misionera” (Constitución 5)
“Como el Padre me ha enviado, yo también los envío a ustedes”. (Juan 20:21), dijo Jesús al encomendar a sus discípulos la misión de Dios. La misión de Dios cuenta con una Iglesia, y cuenta con nuestra Familia Oblata. No poseemos nuestra misión, sino es Dios quien nos ha llamado para participar en Su misión de salvación.
Jesús nos invita a participar en su misión, que cuenta con la Familia Oblata como parte de ella. En este sentido, comprendemos mejor la descripción de Eugenio de nosotros como “cooperadores del Salvador” y “co-redentores de la raza humana”. No hacemos nuestra misión, sino somos los instrumentos de Dios para unir a Jesús a su misión.
Esta Constitución nos invita a reconsiderar nuestra motivación misionera: sin importar que creamos que nuestras acciones son insignificantes o notables, éstas hacen una diferencia, pues Dios es quien nos utiliza en la casa, en el trabajo, en toda situación, como misioneros religiosos, ordenados, casados o solteros.
Las palabras de la Madre Teresa capturan el sentido de nuestra vocación como cooperadores:
“Soy un pequeño lápiz en la mano de Dios que escribe una carta de amor para enviar al mundo”.
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