PERMÍTAME DECIRLE QUE TENGO UNA PROFUNDA AVERSIÓN POR LOS PAÍSES EXTRANJEROS

No todos los que deseaban unirse a los Oblatos tenían celo misionero para ir a las misiones en el extranjero, y Eugenio cita a uno:

“¡He aquí la obra maestra de Palle, un modelo de santa indiferencia!” “¡Oh, Padre!, permítame decirle que tengo una profunda aversión por los países extranjeros, sobretodo por Inglaterra. No sé ni una palabra de inglés y creo no lo aprenderé jamás; no tengo ninguna aptitud para las lenguas, etc. Le suplico Reverendo Padre, librarme de esa carga…
Por favor, Padre mío, hay otros que estarían llenos de alegría lejos de Francia, sin comprender una sola palabra de otra lengua, inútiles por mucho tiempo y tan lejos de usted…
(Todo lo demás en ese tono). Termina: “Cuánto bien me hará  su respuesta, que espero como un dulce rocío que hará reverdecer mi alma, consumida por el temor”. ¿Se habrá oído alguna vez algo más miserable? ¿Qué hacer con semejantes almas?”

Felizmente, la mayoría de los corazones de los Oblatos eran más generosos:

“Que mi espíritu descanse pronto con el excelente Arnoux. Ni una réplica, ni el menor comentario. Madre, país, no objetó nada. Va porque le llaman. ¡Que Dios bendiga a esos individuos y nos ¡conceda más!”

Carta al P. Casimir Aubert, en Inglaterra, Mayo 12, 1849, EO III núm. 25

REFLEXIÓN

“Nos hemos desviado de ser pescadores de hombres para ser cuidadores del acuario”.
(Paul Harvey)

Que nunca se diga esto de los miembros de la Familia Carismática Oblata, cuya característica es la oblación.

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