ME ENVIÓ SU BENDICIÓN PERSONAL, ENCOMENDÁNDOME REZAR Y HACER REZAR POR ÉL

La situación se deterioró, y en noviembre de 1848 el Papa se vio obligado a salir de Roma. Eugenio y la gente de Marsella renovaron su invitación de albergarlo en su ciudad y muchos estuvieron convencidos de su llegada inminente, aunque nunca sucedió.  Eugenio escribió en su diario:

“Sin embargo, no debo dejar en silencio el testimonio de excesiva bondad que he recibido de Su Santidad quien dio al P. Rugues, procurador de los Redentoristas, la orden expresa de detenerse en Marsella para verme, saludarme de parte del Papa y decirme que me enviaba su bendición personal, encomendándome rezar y hacer rezar por él. Esto me decidió a publicar una pequeña carta pastoral, que será la primera en Francia, como también fui el primero en ordenar oraciones cuando la crisis en que se encontró el Papa hace unos meses”. 

Diario de Eugenio de Mazenod, Noviembre 28, 1848. EO XXI

REFLEXIÓN

“Sin embargo, puesto que el Supremo Pontífice posee en su santa persona la plenitud del poder apostólico, reuniendo en sí todos los derechos de la misión encomendada a Pedro y los demás Apóstoles, es a él a quien debemos dirigir nuestro mayor sentimiento de piedad filial.  Él es el Padre común, el Jefe de la gran familia de los hijos de Dios en la tierra”.  (Carta Pastoral del Obispo Eugenio a la Diócesis de Marsella, Febrero 16, 1860.)

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