VIERNES SANTO: ACÓGELO EN TU CORAZÓN Y NO TE INQUIETES POR NADA

Cristo, en los días de Su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que lo podía librar de la muerte[b], fue oído a causa de Su temor reverente. Aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció; y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen. (Hebreos 5:7-9)

En particular, hoy recuerdo las palabras de San Eugenio al Padre Jacques Jourdan, de 25 años, y primer Oblato en morir. Sufría una profunda depresión y oscuridad:

Ánimo mi buen amigo. Muy grandes santos han pasado por la prueba que usted, pero aun así fueron grandes santos, pues no dejaron de obedecer; ánimo una vez más, mi querido amigo, todos rezamos por usted postrados, para que soporte esa dura prueba como valiente soldado de Jesucristo. El amable Maestro, nuestro modelo, no cayó en la desesperación en el Huerto de los Olivos ¿por qué se angustia usted? Aférrese a él y no tema nada, beba de la copa de su sufrimiento, pues se digna hacerle participar de su pasión, pero no dude que pronto le llene de  dulzura. Para ello hay que mantenerse en paz y obedecer…
En el momento de la comunión, dígale amorosamente “todas sus penas: “vim patior, responde pro me” [ed. Is. 38, 14: “¡Señor, sácame de esta tribulación!] Abrace sus pies espiritualmente, jure no separarse jamás de él, dígale que desea amarle siempre, colóquelo después en su corazón y no se preocupe por nada.

Carta a Jacques Antoine Jourdan, Marzo 30, 1823

Regla de Vida OMI, Constitución 4:
 
«La cruz de Jesús ocupa el centro de nuestra misión…  A través de la mirada del Salvador crucificado vemos el mundo rescatado por su sangre, con el deseo de que los hombres en quienes continúa su pasión conozcan también la fuerza de su resurrección (cf. Fil 3, 10).»

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