1ER DOMINGO DE CUARESMA
“Ahora bien, el don de Dios supera con mucho al delito. Pues si por el delito de un solo hombre todos fueron castigados con la muerte, por el don de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos la abundancia de la vida y la gracia de Dios. Tampoco pueden compararse los efectos del pecado de Adán con los efectos de la gracia de Dios. Porque ciertamente, la sentencia vino a causa de un solo pecado y fue sentencia de condenación, pero el don de la gracia vino a causa de muchos pecados y nos conduce a la justificación”. (Rom. 5:17-19)
“Oh Dios mío, ¿no tengo suficientes razones para entregarme por entero a tu servicio, para ofrecerte mi vida y cuanto soy, para que todo en mí se emplee por tu gloria? Porque no solo eres mi Creador y mi Redentor, como lo eres de todos los hombres, sino mi bienhechor particular; mi amigo generoso, que ha olvidado toda mi ingratitud para ayudarme tan poderosamente como si siempre te hubiese sido fiel; mi tierno padre, que llevaste sobre tus hombros a este rebelde, reanimándolo sobre tu corazón, limpiando sus heridas…”.
Notas de Retiro EO XIV núm. 95
REFLEXIÓN
Señor, Dios nuestro, en cada época llamas a un pueblo
A escuchar tu palabra y hacer tu voluntad.
Renuévanos en estos días de Cuaresma: limpios del pecado, sellados con el Espíritu y alimentados por tu pan de vida, que permanezcamos fieles a tu verdadero llamado y solo a ti. Concédenoslo a través de Cristo, nuestro liberador del pecado, quien vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
Dios santo y todopoderoso, por los siglos de los siglos.
(Sacramental, 1er Domingo de Cuaresma)
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