SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA

«No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan». (Lucas 5:32)

“Esta santa palabra resuena con el mayor efecto en nuestra diócesis; ha sido escuchada en las aldeas y en el campo, así como en la ciudad episcopal, y se ha notado que, transmitida de Jesucristo a sus Apóstoles, no ha perdido nada de su eficacia con el paso de los siglos; Se notó que, viniendo de la boca de quien es en sí mismo «vida eterna», sigue siendo «espíritu y vida» (Juan 6,64), ha animado a los que la han recibido; ha sido como una luz celestial, venida a investir sus almas y les ha hecho conocer la verdad”.

Eugenio de Mazenod, Carta pastoral sobre las misiones, 1844

REFLEXIÓN

Señor Viviente,

Tu amor me ha sostenido a través de mi existencia pecadora.  Que ahora tu esperanza y sanación me guíe con prontitud a un lugar de renovación. Oh Señor, el óleo de tu sanación fluye a través de mi como un arroyo viviente.  Mantendré mis ojos y mi confianza en ti.  Te entrego todo lo que soy y descanso en tu paz.  Me aferro con fuerza a tus promesas, que son como un manantial que fluye con bondad.

Adaptada de https://www.xavier.edu/jesuitresource/online-resources/prayer-index/prayers-for-healing

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