ABRIRSE CON AMOR PARA RECOGER LA SEMILLA DIVINA

Viernes de la primera semana de Adviento

Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó: “¿Creen que puedo hacerlo?” Ellos le contestaron: “Sí, Señor”. Entonces les tocó los ojos, diciendo: “Que se haga en ustedes conforme a su fe”. Y se les abrieron los ojos.

Mt 9:28-30

A menudo la acción de la gracia precede a la predicación del Evangelio, y los corazones ya conmovidos sienten, a los primeros acentos de esta maravillosa predicación, la necesidad no sólo de abrirse con amor para recoger la semilla divina que se les envía desde el Cielo, sino también de producir sin demora los frutos de la penitencia que luego vienen a revelarse con todas las características de una conversión sincera

Eugenio de Mazenod, Carta pastoral sobre las misiones, 1844

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