En estas palabras, escritas unas pocas horas antes de su ordenación sacerdotal, Eugenio expresó lo que sería el fundamento central e infalible de su vida y ministerio como sacerdote. Es este ideal el que le llevó a fundar una congregación misionera y a abrazar la vida religiosa y los consejos evangélicos unos pocos años después. Es a causa del heroico modo en el cual vivió estas palabras por lo que la Iglesia le reconoce como un modelo de la vida evangélica y de la santidad para nosotros, y llevó al Papa Pablo VI a definirle como una persona “apasionada por Jesucristo”. Era por estas palabras por lo que Eugenio llegó a ser misionero: llevar a otros a descubrir su misma experiencia de la alegría de vivir “sólo para Dios”.
Dios mío, ya está decidido en adelante y para toda mi vida, Vos, Vos solo seréis el único objeto al que se dirigirán todos mis afectos y todas mis acciones. Complaceros, actuar por vuestra gloria, será mi ocupación diaria, la ocupación de todos los instantes de mi vida. Dolo quiero vivir para eso, solo quiero amaros y a todo lo demás en vos y por vos. Desprecio las riquezas, pisoteo los honores, sois el todo para mi, ocupáis el lugar de todo, Dios mío, mi amor y mi todo. «Deus meus et omnia«.
Notas de retiro antes de su ordenación sacerdotal,
1-21 de diciembre 1811, E.O. XIV n.95
El Padre Jetté captura el corazón de esta relación de este modo
“La adhesión a Jesús fue un rasgo distintivo de toda la vida de Eugenio. Fue una experiencia de encuentro con una persona, la persona de Jesucristo, y vivir la relación establecida entre los dos en un modo continuado. Esta amistad se muestra a través de los eventos y crece a través de las penas y las alegrías de la vida”
Me encanta leer los artículos, estos me ayudan a conocer más la razón del existir del Oblato quer da la vida, para que otros también tengan ese encuentro con Jesucristo.