SIN EL TESTIMONIO DE UNA COMUNIDAD APOSTÓLICA NO HAY VOCACIONES

Tras un año de presencia en Canadá, los Misioneros Oblatos habían causado tal impresión que tres sacerdotes diocesanos se les habían unido. Cada uno de ellos, los Padres Dandurand, Léonard y F. Durocher, tendrían un papel importante en la misión Oblata del país por muchos años. Debido a ello era importante enviar más Oblatos a Canadá a participar en el proceso de formación.

“En cuanto al P. Perron, siempre estará destinado a Canadá. Su presencia se vuelve especialmente necesaria, pues hay tres Padres que se nos han unido y sabes que necesitamos mostrarles regularidad a través de nuestros hombres allí.”

Carta al P. Hippolyte Courtès, Noviembre 24, 1842, EO IX núm. 780

El motivo subyacente era que en medio del demandante trabajo pastoral y la ausencia de misioneros, debía haber una comunidad visible que diera testimonio del carisma Oblato en la comunidad apostólica, para impulsar la misión.

Tristemente en muchas partes del mundo hoy en día, los misioneros se encuentran muy ocupados en su generoso ministerio, pero sin el testimonio de una comunidad apostólica evidente.  Estas son las mismas áreas donde encontramos pocas o nulas vocaciones como Misioneros.

Lo mismo es verdad para nuestros grupos de la Familia Mazenodiana que dan testimonio al ser parte de una comunidad apostólica, apoyando a través de sus vidas diarias y crecimiento.

Las personas necesitan VER el carisma de Eugenio, la espiritualidad y la misión en acción.

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